Cap. 3: El Pino y la Llama.

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Aquella noche la ciudad estaba algo revuelta, varias patrullas de policía recorrían las calles bajo el amparo de la luna mientras las luces rojas y azules  bañaban e interrumpían la serenidad y tranquilidad del lugar. Algunos residentes, confusos asomaron un poco sus cabezas por las ventanas de sus hogares, preguntándose qué podía haber ocurrido para que la policía esté tan alerta, en la televisión local no habían dado ningún tipo de noticia relacionada. ¿A lo mejor había algún tipo de criminal peligroso suelto? No podían saberlo, y justamente esa incertidumbre era lo que llenaba de temor sus ignorantes corazones.

Algunos oficiales caminaban por las calles, lanzando miradas indiscretas hacia las equinas y rincones oscuros, realmente había una gran movilización de agentes, lo cual no concordaba con el supuesto pequeño “robo” en aquella tienda de recuerdos carente de relevancia. Sin embargo cuando los más poderosos son quienes controlan las voces y la información que se hace o no pública, pueden provocar situaciones así de extrañas; sin embargo no importaba, pues así como tenían el poder para crear cualquier justificación fácilmente creíble y sustentada en “evidencia”, tenían el poder para aplacar y silenciar las voces curiosas; el dinero mueve montañas y corazones después de todo, mueve ideologías y mueve el pensamiento.

Mientras en la ciudad había un pequeño caos controlado, una sombra apenas perceptible y fácilmente mimetizada con el entorno que le rodeaba; en especial gracias a la oscuridad de la noche; se movía lentamente llegando a las afueras de la ciudad y adentrándose en los bosques circundantes, perdiéndose entre la maleza y los árboles. La sombra se iba haciendo más sólida y visible, hasta que llegó cierto punto que era inevitable apreciar que allí había algo, fue entonces cuando se detuvo y dos personas surgieron de su interior como quien se quita una sábana de encima, mostrándose ambos un poco agotados de tanto caminar.

El joven toma aquella tela sin ganas de ningún tipo de hacer nada, resignado la guarda nuevamente en su mochila tras lo cual se sienta en un tronco caído y viejo que había cerca de los dos; allí baja su cabeza y deja escapar un pesado suspiro que delata su cansancio, su mirada parece haber perdido todo rastro de brillo realmente. La dama frotaba su frente con su mano derecha mientras caminaba cerca del joven, dando vueltas en círculos frente a él; su rostro denota cansancio por la travesía que tuvo que caminar previamente sumado al estado en el que ya se encontraba, pero sobre todo había un cierto toque de ira o molestia en su mirada, tenía muchas, pero realmente muchas preguntas que se estuvo debatiendo durante el recorrido, aquello fue una oportunidad para organizar un poco sus ideas ante la confusión que presentaba. Sin embargo parecía que ninguno de los dos tenía el valor para iniciar la correspondiente conversación, aunque el chico no tuvo más remedio que iniciar viendo que el ambiente silencioso entre ambos se estaba poniendo mucho más tenso.

-“Estaremos a salvo por ahora, pero solo será algo temporal… No puedo creerlo… Durante años me las he arreglado para escabullirme sin ningún problema estando solo, definitivamente tener compañía me dificultará mucho las cosas.”

Aquel comentario hizo que la dama de largos cabellos dorados levantara una ceja mientras la ira parecía apoderarse de la expresión de su rostro. ¿Acaso eso era lo único que le importaba?

-“¿Me estás jodiendo? ¿Es en serio? ¡Si tanto te molesta pues entonces me largo! ¡Tengo una cómoda cama esperando por mí en mi casa!”

-“¿Estás loca mujer? ¡Claro que me molesta! ¿Crees que quiero tu compañía? ¡Claro que no! Justamente lo que me molesta es que no hay otra opción. Ahora mismo no puedes volver, tras nuestro escape, el primer lugar en el que te buscarán es en tu casa. ¿Acaso no entiendes el jodido problema en el que estás metida ahora?”

-“¡Pues lo entendería si cierto tarado me lo explicara al menos!”

El chico deja escapar nuevamente un pesado suspiro, esta vez denotando cansancio en su voz se dispondría a hablar.

Unidos en el UmbralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora