El regreso fue tremendamente complicado, tardaron varios días en poder reunir lo necesario para pagar el viaje a Salem, después de todo habían perdido casi todo en aquella experiencia que casi les cuesta la vida. Pero lo peor no había sido eso ni de lejos, en esos momentos la moral de ambos estaba por el suelo, desmotivados y sintiéndose más estancados que nunca. Sin su bebida ocasional, Dipper tenía severos problemas para dormir, algo que su compañera no podía evitar notar dada la situación; por parte de Pacífica, se sintió abrumada en todo el viaje de regreso, los nervios calaban fondo en la dama de largos cabellos dorados.
-“Dipper…”
-“¿Qué sucede?”
Preguntó el muchacho intentando abrir sus ojos, las ojeras que traía eran demasiado notables por la falta de sueño e incluso parecía estar intentando evitar quedarse dormido a toda costa. Ella le veía con un poco de lástima, sabía que su estado no era el mejor, realmente un par de días sin aquel brebaje de hierbas le estaba afectando muy negativamente, tal vez había subestimado un poco los problemas de su compañero con respecto a esos malos sueños que había mencionado y que padece.
-“… ¿Qué tan insignificante somos los humanos?”
-“¿A qué viene esa pregunta?”
-“Sobrevivimos de puro milagro solamente… Podríamos decir que tuvimos suerte pero… ¿Realmente aquello fue solo suerte?”
-“Qué… ¿Qué estás diciendo? Por supuesto que eso no fue suerte.”
-“… Lo suponía.”
-“Y respondiendo… Respondiendo a tu pregunta... Somos muy poco comparados con otras cosas… Cosas que ni siquiera llegamos a entender, o tan siquiera llegamos a imaginar.”
-“¿Es normal, qué sienta tanto miedo?”
-“Lo anormal sería que no lo sintieses.”
-“Tu no luces tan asustado.”
-“No tengo tiempo para pensar en tener miedo, estoy demasiado cansado… Tengo tantas cosas en la cabeza… Tantas preguntas sin respuestas… De lo contrario estaría igual que tú.”
-“Ya veo… Dipper.”
-“¿Sí?”
-“Gracias.”
-“¿Por qué el agradecimiento?”
-“Nunca tuve tiempo de agradecerte aquella vez… Me protegiste de la caída, básicamente te rompiste uno o varios huesos por mí.”
-“Solo hice lo que… cualquiera hubiera hecho… No te preocupes por… eso.”
Él volvía a cerrar inconscientemente sus ojos mientras hablaba, el cansancio de su cuerpo aun en recuperación, agotado por la falta de descanso… Se veía que luchaba internamente contra las necesidades de su propio organismo, no quería tener que quedarse dormido. ¿Tan aterrador era lo que veía en sus sueños? ¿Tanto como para poner en riesgo su propia salud en momentos como esos? Ella no lo sabía, pero en aquellos momentos su compañero era de hecho quien mayores miedos guardaba en su interior, razón por la cual él no pudo recriminarle el sentir una emoción tan primitiva como lo era el propio miedo; temía tener que verlos en sus sueños, temía tener que enfrentarse a ellos… Por su parte, Pacífica no estaba convencida de aquellas últimas palabras, sabía que no cualquiera habría actuado de esa forma sin importarle las consecuencias para uno mismo, no cualquiera le habría protegido de la forma en que él lo hizo… Pensando un poco, desde que se reencontraron, él ya le había ayudado en un par de ocasiones a salir de situaciones complicadas poniendo en riesgo su propia seguridad.
No pasaron ni un par de minutos, y ya el joven se encontraba temblando, el sueño le había vencido y era evidente que estaba teniendo otra pesadilla. Murmuraba cosas inentendibles en muy baja voz, palabras que eran opacadas por el sonido del motor del vehículo del transporte público en el que viajaban. Compadeciéndose del castaño, la dama le observa con algo de nostalgia, al final aquellos recuerdos agradables se hacen eco nuevamente dentro de su mente por lo que no puede evitar dejarse llevar un poco por el conflicto que se estaba llevando en su interior. Con algo de delicadeza, hizo que su compañero se recostara un poco sobre sus piernas mientras retiraba suavemente aquella gorra tan característica en él para acariciar de manera gentil aquel sucio cabello que de igual manera se sentía suave entre sus dedos; el suave tacto de la dama pareció apaciguar un poco aquellos temblores provocando una pequeña y casi imperceptible sonrisa en ella… Fue entonces, gracias a la nueva cercanía que había entre ambos, que ella alcanzó a escuchar a duras penas uno de los tantos susurros del chico.
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Unidos en el Umbral
Mystery / ThrillerPacífica Noroeste, residente en Massachusetts, recibe una petición de su amiga Mabel Pines. Esto llevará a reencontrarse con el hermano de su amiga a quien conoció hace años cuando vivía en Gravity Fall. Sin embargo este reencuentro no es ni por aso...