Cap. 4: El Refugio.

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El frío era anormalmente cada vez más fuerte aquella noche, extraño, como  si la gélida sensación les persiguiera lentamente. Con cada paso que daban sentían como el abisal silencio se volvía cada vez más incómodo, no se escuchaba ningún animal ni ser viviente en los alrededores, tan solo el sutil andar de sus pisadas entre la hierba y los charcos medianamente lodosos. Pacífica se sentía observada, ocasionalmente volteaba en diferentes direcciones por puro instinto en un intento de apaciguar esa amarga incomodidad inexplicable; Dipper por su parte mostraba un andar precavido, vigilando sus alrededores constantemente al mismo tiempo que sentía como la sequedad en su garganta se iba volviendo más frecuente, lo peor es que ya se le había terminado previamente su bebida y eso no le gustaba en absoluto.

Se movían entre las sombras de aquella especie de humedal pantanoso, la dama no tenía idea de hacia dónde se estaban dirigiendo, sin embargo el joven parecía conocer la zona pues se movía con relativa facilidad. Finalmente tras varios minutos más sufriendo aquella peculiar incomodidad, llegaron a una roca medianamente grande que lucía semienterrada en el lodo.

-“¿Dónde estamos Dipper? Estoy cansada y no entiendo por qué nos hemos alejado tanto de la ciudad.”

-“Sabes que no podemos estar cerca de Salem en estos momentos; pero no te preocupes, ya hemos llegado a nuestro destino.”

-“¡¿Qué?! ¿Es una broma verdad? ¡Aquí no hay nada!”

-“Por supuesto. ¿Por quién me tomas? Claramente  esa es la idea que quiero trasmitir y así evitar ser encontrado.”

El joven se acerca a la piedra agachándose  en su base, allí comienza a palpar su superficie con suavidad, como si buscase algo con su mano mientras da pequeños golpecitos; uno de ellos parece producir un sonido extrañamente metálico, el lugar no parecía ser fácil de ver debido a la oscuridad. Para sorpresa de Pacífica, Dipper abrió una especie de pequeña trampilla metálica en la base de aquella roca; los colores que tenía así como el moho y suciedad que le cubrían hacían que se confundiera perfectamente con la roca en cuestión.

-“¿Qué es esto?”

-“Un viejo búnker construido durante la segunda guerra mundial por un habitante de la ciudad de Salem.”

-“Eso no tiene sentido. ¿Por qué alguien construiría un búnker de esos en este lugar?”

-“Yo me hice la misma pregunta cuando descubrí el lugar. Investigando un poco no encontré nada demasiado relevante, más allá de que el sujeto en cuestión era muy paranoico y temía que el conflicto bélico cruzara las fronteras de Europa y llegara hasta América.”

-“Pensé que vivías en una vieja casa abandonada de la zona. Allí fue donde esos sujetos me secuestraron, una dirección que supuestamente le diste a Mabel.”

-“Ahhhhh… Entiendo, creo que sé a qué lugar te refieres. La verdad si estuve viviendo allí un tiempo, cuando le di mi dirección a mi hermana aún lo hacía. Sin embargo debido a ciertos percances, mi posición fue delatada ante el culto y tuve la necesidad de marcharme del lugar.”

-“Dejaste algunas pertenencias. Encontré algunos papeles y notas raras tuyas.”

-“¿De verdad encontraste el escondite? Vaya, no lo esperaba… No tuve tiempo de recoger todas mis pertenencias antes de marcharme, quería regresar a recuperarlas pero sabía que el culto estaría vigilando un tiempo la propiedad; además las cosas que dejé allí tampoco eran tan importantes.”

Pacífica quería preguntar un poco sobre algunas cosas que había leído en aquel mapa del país, sin embargo en esos momentos estaba cansada como para hacer funcionar de más su cabeza.

Unidos en el UmbralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora