23| La torre Eiffel

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23| La torre Eiffel

Maddison

El vuelo fué relativamente agradable —saltándonos la parte en que Stef me preguntaba sobre Dereck luego de vernos besándonos— pero si, mayormente fue bueno.

Y no es que yo no confíe en mi mejor amiga, creo que es más de que no sabía muy bien qué decirle. Es decir, estábamos saliendo pero ¿Eso significaba que éramos novios ahora? No lo habíamos dejado claro y ya estoy temiendo haber malinterpretado las cosas, quizá él no quiera algo así de serio.

Basta Maddison.

Sacudo la cabeza ahuyentando todos los malos pensamientos de ella para así centrarme en lo que mi mamá dice. Justo ahora estamos comiendo con ellos en un lindo restaurante junto a mi hermano y también su novia.

No me pierdo la forma en que Vanessa mira a Stef. Por más que lo intento no puedo comprender por qué ella es tan odiosa con mi mejor amiga. Stef hace como que no lo nota, sin embargo yo miro como está tensa y algo incómoda mientras responde a un comentario que le hace mi madre.

— ¿Y tú, Maddy? ¿Cómo va la universidad?

Parpadeo un par de veces antes de centrarme en la conversación.

— Muy bien —es todo lo que digo llevando el vaso con jugo a mis labios.

Un incómodo silencio se instala en la mesa, todos están viéndome.

— ¿Qué?

— Nada, solo pensé que dirías algo más.

Me encogí de hombros.

— Pues supongo que no hay mucho que contar, me va bien.

— Presumida —murmura mi hermano con una sonrisa y yo me resisto en mostrarte el dedo corazón disimuladamente para no ser reprendida.

— Bueno, definitivamente la empresa está en buenas manos con ustedes dos —habla papá refiriéndose a Marc y a mi.

Le doy una mirada a mi hermano quien está sonriendo, le devuelvo el gesto.

— Lo harán bien, mis pequeños son los mejores.

Mama le da un beso a Marc en la mejilla y no me pierdo la cara de disgusto que pone Vanessa al verlo. Estoy segura de que lo ha golpeado debajo de la mesa por la forma en que él voltea a verla.

Suelto un suspiro.

— ¿Saben si Patrick va a estar en la inauguración hoy?

Me quedo paralizada y los cubiertos caen de mis manos al escuchar aquello, provocando un fuerte sonido al caer sobre el plato.

Estoy congelada, fría.

— ¿Estás bien, bonita? —pregunta papá alarmado por mi reacción.

No respondo, las palabras no salen de mi boca. Stef pone una mano en mi pierna pero no volteó a verla.

¿Cómo es que no pensé en esa posibilidad? Él podría estar aquí y nos encontraremos. No puedo verlo. No aún.

— Oye papá —le llama mi hermano haciendo que ahora se fijen en él— ¿Ya has visto las propuestas que te envié para el nuevo hotel en Liverpool?

Papá le responde alegremente y así la conversación se empieza a centrar en ellos.

Le doy una mirada de agradecimiento a Marc quien solo me observa preocupado. Es obvio que ha hecho aquello sólo para librarme. Me obligo a tranquilizarme y volver a comer pero tengo el estómago hecho un lío y la verdad es que creo que vomitaré si pruebo un bocado más.

El amor y las constelaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora