13.5| Nunca retar a quien odia perder

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13.5| Nunca retar a quien odia perder.

De todos los escenarios que pude haber inventado en mi mente -los cuáles son muchos contando que soy lectora- el que menos me imaginé es en el que me encuentro justo ahora.

Así como: yo, sentada en el piso con la espalda pegada a la pared mientras miro la puerta del baño de Dereck quien -aunque ya no estaba vomitando- posiblemente no quería salir por vergüenza de lo que acababa de pasar.

Y bueno, no es como si vomitar frente a la persona que te gusta sea lo más increíble del mundo, pobre.

Igual no es que esté asqueada, solamente solamente sorprendida porque lo que menos me imaginé alguna vez es escuchar a Dereck vomitando.

- ¿Estás bien? -pregunté preocupada porque ya lleva un rato sin hacer ningún ruido.

- Sí, yo... necesito un momento.

- Vale ¿Quieres que me vaya?

- ¡No! -me sobresalte un poco por lo alto que habló- Solo... dame cinco minutos.

Ni siquiera me levanté del lugar ya que había empezado a preocuparme de que se desmayara o algo, yo qué sé.

No tardó mucho en abrir la puerta y cuando me notó en el piso y yo le sonreí él solo apartó la mirada algo avergonzado.

- Tranquilo -le di una mirada comprensiva intentando que no se sintiera tan mal- ¿Te sientes mejor?

- Eso creo...

- ¿Por qué no me dijiste que estabas enfermo? Habría cancelado la película para que pudieras descansar.

- ¿Cómo sabes que estoy enfermo?

Enarco una ceja hacia él señalando lo obvio.

- Pues porque acabas de vomitar casi frente a mí -él se sonrojó un poco y yo me aclaré la garganta- Y también tu voz en la llamada se escuchaba cansada y casi apagada -me di un momento para mirarlo mejor y hasta entonces pude notar lo agotado que estaba- Y bueno, ahora que te veo, no es que te veas mal, solo estás algo pálido y tienes muchas ojeras.

Él se restregó los ojos y soltó un suspiro cansado.

- Sí, he estado algo cansado últimamente. Aunque lo de las náuseas no es nada grave, solo al parecer algo me sentó mal, pero seguro mañana estaré mejor.

- ¿En serio? ¿No tienes que hacerte exámenes y eso?

- Ya lo hice, por eso vine tan tarde. No es nada grave, créeme. Y bueno, no quise quedarme en el hospital porque en realidad no era necesario ya que tengo todo lo que necesito aquí.

- No esperaba menos de un estudiante de medicina -intentó bromear para relajar el ambiente.

Funciona porque él suelta una risa y eso me hace saber que está mejor.

- Sí, Víctor suele bromear diciendo que estoy loco por la seguridad, pero es que no puedo evitarlo -dije mientras rasca su barbilla.

- Seguro que no puedes evitarlo.

Nos quedamos en silencio un momento. Yo aún no me levantaba de mi lugar y él decidió sentarse frente a mi con la espalda recostada en la puerta del baño.

- Lo siento, esto debió ser incómodo -dijo llevándose las manos a la cara.

- Para nada -intenté tranquilizarlo.

Porque aún después de que lo escuché vomitando, en realidad no estaba incómoda en lo absoluto.

- ¿No estás asqueada? -preguntó destapándose la cara para mirarme con incredulidad.

El amor y las constelaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora