Cielos Azules y Rayos de Sol - Goyuu

Capítulo 41

Megumi se quedó mirando el escritorio vacío de su compañero y amigo, frunciendo el ceño. Se volvió hacia Nobara que estaba ocupada con su teléfono y le tocó el hombro "¿Dónde está Yuji?".

Ella lo miró y frunció el ceño "No lo sé, probablemente con su novio. Obviamente no está aquí" dijo antes de volver a su teléfono. Volvió a mirar el escritorio vacío donde siempre se sentaba su amigo, así como el escritorio de al lado. Junpei tampoco estaba.

"Tal vez lleguen tarde", pensó, tratando de contener la preocupación que bullía en su mente y en sus entrañas. Era demasiado pronto para preocuparse.

Pero el día siguió avanzando y no encontró rastro de Yuji por ninguna parte, el chico ni siquiera respondía a sus mensajes.

"¡Megumi!" Oyó la voz de Gojo Satoru llamándole, se dio la vuelta y vio al alto estudiante de segundo curso de pelo blanco que se dirigía hacia él, con una sonrisa en la cara y sus gafas redondas tintadas de negro deslizándose por su nariz. "¿Has visto a Yuji por casualidad?" Preguntó.

Megumi negó con la cabeza, sorprendido de que por una vez los dos no estuvieran juntos, ya que Yuji y Gojo prácticamente habían estado unidos por la cadera desde que se convirtieron en pareja. "Pensé que estaba contigo todo este tiempo" admitió.

La sonrisa de Gojo seguía presente en su rostro, aunque ahora tenía un aura ominosa que hizo sudar un poco a Megumi. "No, no le he visto ni he oído hablar de él" reveló el varón de pelo blanco.

"Probablemente esté enfermo y por eso no pudo venir a la escuela" tranquilizó Megumi. "Entonces me lo habría dicho a m..." Megumi levantó una ceja, seguro de que Gojo iba a decir "a mí".

"Podemos visitar su casa después de clase" sugirió Megumi.

Gojo aceptó y le dejó solo. Megumi siguió con su día como de costumbre, pero no podía ignorar la sensación de que algo no iba bien.

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Las horas pasaron borrosas y antes de que se dieran cuenta todos estaban saliendo del edificio de la escuela. Nobara quería arrastrar a Megumi a la tienda con ella diciendo que necesitaba a alguien que le ayudara a llevar las bolsas, pero Megumi le espetó que primero tenían que ver cómo estaba Yuji.

"Bien", gimió Nobara. "Seguro que te preocupas por nada, lo más probable es que haya cogido la gripe o algo así" se quejó mientras caminaban en dirección a la casa de Yuji.

"Entonces pasemos por la farmacia" replicó Megumi.

Nobara se encogió de hombros, la verdad es que ella también estaba preocupada por la ausencia de Yuji pero no le dio mucha importancia porque sabía que Yuji es fuerte y capaz, "puede cuidarse solo" pensó "solo ha pasado un día"

"Oye, ¿no deberíamos pasar también por casa de Junpei?" Se preguntó. "Él tampoco vino a la escuela y, nos ha estado evitando desde hace unos días"

El chico de cabello negro se sintió culpable por olvidarse por completo de su otro amigo Yoshino, más tranquilo, con quien no han hablado en días. "Si claro, después de visitar a Yuji pasemos por la casa de Junpei" acepta.

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Cuando llegaron a la residencia Itadori, vieron a Gojo ya parado frente a la casa. Cuando el hombre de pelo blanco se percato de su presencia, les saludo con la mano antes de volver su atencion a la puerta. Levantó el puño y golpeó con fuerza la puerta metálica.

"¡Yuji! Tu novio favorito está aquí para hacerte un chequeo!".

Megumi puso los ojos en blanco "Eres su único novio" comentó.

"Exacto, por eso soy su favorito" se rió Gojo. Megumi y Nobara se limitaron a mirarse, antes de encogerse de hombros ante las excentricidades de Gojo. Los tres permanecieron allí de pie durante uno o dos minutos, esperando a que alguien abriera la puerta. Cuando por fin se abrió, se encontraron con la cara de Yuji, pero no exactamente era él. Era Sukuna, el gemelo de Yuji.

"¿Qué coño quieres?" refunfuñó Sukuna, mirando molesto a Gojo. Cuando sus ojos se posaron en los otros dos con los que estaba Gojo, sonrió a Megumi.

"Fushiguro, ¿qué te trae por aquí?".

"Eres mucho más amable con Megumi pero tratas a tu futuro cuñado como un chicle que pisaste" Gojo gimoteo solo para irritar a la hombre.

"Porque me cae mejor" replicó Sukuna. "Mucho mejor", añadió con énfasis.

"Hemos venido a ver a Yuji, y hemos comprado medicinas por si está enfermo", dijo Nobara, adelantándose y mostrando a Sukuna la bolsa de plástico llena de medicinas que habían comprado.

Sukuna frunció el ceño, como si contemplara sus palabras. "Espera...", les miró con seriedad. "¿Yuji no fue a la escuela?".

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Yuji oyó voces débiles. Hablaban de él, estaba seguro porque había oído mencionar su nombre varias veces, pero no sabía de qué hablaban ni a quién pertenecían las voces.

Estaba atado a una silla, con los ojos tapados con un paño.

Llevaba ya una hora despierto, pero permanecía inmóvil, fingiendo seguir noqueado, mientras intentaba averiguar cómo iba a salir de esta situación.

"Creo que es hora de despertar a nuestro pequeño invitado" escuchó una voz familiar que le hizo hervir la sangre. La de Mahito.

Le quitaron el paño de los ojos pero los mantuvo cerrados. Entonces, sintió un fuerte escozor en la mejilla. Abrió los ojos y miró fijamente a los fríos ojos de Mahito, que tenía una sonrisa divertida en la cara.

"¡Levántate y brilla!" Dijo alegremente.