Capítulo 16: Rocky

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Mi boca también estaba entre abierta porque mi respiración se ahogó de golpe. Haber escuchado su nombre me hizo entrar en razón y conectar todas las piezas en mi memoria.

Sí recordaba, pero en mi mente, aquél chico que se llevó al perro no era Eric, ¿cómo pude ser tan estúpida para no conectar la situación? Ya que era demasiado obvia, y a mí no se me pasó por la mente.

El flashback empezó a invadir los espacios más profundos de mi memoria, recordando cada tramo de mi propia historia, de mi pasado, de mi vida y de nuestro encuentro...

***

Era a penas una adolescente de diecisiete años, la cual iba a la secundaria. Estaba en último año y no podía faltar ese día porque sería la exposición del proyecto final, una parte fundamental para poder graduarme.

Salí de mi casa, mis padres no podían llevarme porque tuvieron que salir de emergencia, cada uno a una reunión en sus trabajos. Fue como cosa del destino, algo que se ponía en mi contra para retrasarme ese día.

Iba tarde. Corría por las calles de la ciudad porque el colegio me quedaba a unos veinte minutos si caminaba, así que decidí aumentar el ritmo para llegar a tiempo. Me di cuenta tarde que hasta mi uniforme se había arrugado, o tal vez no lo planché muy bien.

Me detuve en un cruce porque el semáforo indicaba el color verde, o sea que los autos podían pasar y las personas no. Me mordí el labio, luego la uña porque el poste ese no se apuraba en dictaminar el color rojo. Yo estaba sola, giré en varias direcciones y no había ni un alma en pena.

Pero, algo en la calle llamó mi atención. Se trataba de un pequeño cachorrito que intentaba cruzar la carretera, aunque él no sabía que los carros estaban pasando.

La vía quedó sola justo en el momento en el que el cachorro se posicionó en medio del asfalto, se quedó quieto, sin moverse. Me preocupé y me dije:

—Vamos, perrito... Tú puedes, no te quedes ahí.

Apreté los labios en cuanto me di cuenta que el animal no se iba a mover y posiblemente decidió tomar una siesta ahí. Le calculaba unos cuatro meses de nacido o menos, era muy pequeño y de un pelaje amarillo.

Me giré hacia la izquierda al escuchar el pitido de un camión. Mi corazón empezó a palpitar con fuerza porque si no lo ayudaba, iba a terminar hecho papilla...

El camión venía a una velocidad increíble, dispuesto a no parar por nada del mundo. Mis piernas estaban tiesas y temblando por más que les dijera que se movieran. El tiempo era oro, ya llegar temprano no me importaba tanto como salvar al perro.

Di varias zancadas con miedo porque el camión iba a dar el impacto, estuve justo en la orilla de la acera, estirando mi mano derecha para intentar alcanzarlo en mi mente, cosa que estaba lejos de suceder.

No pude ir más allá porque anteriormente dudé demasiado y le di tiempo al camión de acercarse lo suficiente.

De pronto, una silueta masculina pasó a mí lado con rapidez, iba en dirección al cachorro y también sería impactado por el camión.

—¡No! —le grité.

Mi voz se ahogó, me paralicé y tuve que cerrar los ojos por instinto en cuanto presentí que el camión los había golpeado a los dos. ¿Era un estúpido? ¿Cómo fue capaz de arriesgar su vida por un animal?

No quería ver la escena, no quería abrir los ojos y encontrarme con un horrible escenario por no haber sido más rápida antes. Me sentí la culpable de todo, me sentí fatal.

Me casé con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora