Capítulo 6: Primer Día

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—¿Cómo que te vas a casar otra vez? ¿Estás loca? —interrogó mamá, con el ceño fruncido.

Estábamos en la mesa, comiendo el desayuno y decidí soltarles la gran noticia a ambos. Papá me quedó viendo sin tener mucha sorpresa ante mi repentina confesión, pero mamá casi echaba humos por la cabeza.

—Será un compromiso arreglado, por contrato, como le digan. No me enamoraré de ese tipo y será beneficioso para ambos, mamá —expliqué, sonando el plato con la cuchara.

Era cereal.

—¿Pero en serio tenía que ser con su hermano? —inquirió, estupefacta.

—Entre los dos hermanos Watson, Eric me parece un mejor hombre para ti —habló papá, dejando a mi madre con la boca abierta—. Es un CEO, lo he visto en las noticias y su capacidad es increíble. Lo admiro, así que me alivia mucho que hayas cambiado al imbécil de Dante por un verdadero hombre, Ximena —añadió, ojeando el periódico.

—¿Tú estás de acuerdo con que se vaya de nuevo? —le preguntó mamá.

Vale, yo quedé en shock por lo que dijo mi padre ya que ni en mis sueños esperaría que él me aprobara a un hombre.

Nunca lo hizo con Dante, de alguna manera me sentí en paz y feliz de que estuviera de acuerdo conmigo, aunque no les iba a decir que lo hacía por pura venganza.

—Eva, cariño. Nuestra hija está cerca de los treinta, no podemos mantenerla con nosotros por siempre y cortar sus alas. Bien sabes que lo mejor es que aprenda a valerse por sí misma, y eso lo logrará con Eric, porque Dante solo pensaba en sí mismo y la tenía encerrada —argumentó mi padre, mirándome con orgullo.

—De acuerdo, preferiría que Dante no se volviera a mencionar —resoplé, con fastidio por escuchar su nombre a cada rato.

—Pero Emilio, yo tenía planes con ella... De madre e hija —confesó la mujer, entristecida.

—Mamá, no te preocupes que la boda no será pronto. Tendremos el suficiente tiempo juntas —Forcé una sonrisa, tomando su mano sobre la mesa.

—Ximena, ¿estás segura de emparejarte con otro Watson? —cuestionó.

—Sí, algo me dice que todo será distinto —afirmé, orgullosa.

—Déjala disfrutar su vida. Y más si consigue a un multimillonario como esposo —apoyó papá, tomando un sorbo de café.

(...)

Llegué al edificio aprovechando que mis padres pasaban por ahí en las mañanas cuando se iban a sus trabajos. Me preguntaba cuándo se iban a jubilar, sobre todo papá que era el más viejito.

Me adentré al lugar, era bastante temprano por lo que no sabía qué hacer exactamente si no había nadie en la recepción. Maldije el momento en que no le pedí el número a Eric para contactarlo.

Estaba revisando mi celular, esperando encontrar algo que me llevara a él, porque sentía que si subía el ascensor me terminaría perdiendo entre los pasillos.

Me disocié del mundo exterior, así que una mano pesada en mi hombro fue suficiente para hacerme ahogar un suspiro y provocarme un sobresalto.

—Me alegra que hayas llegado temprano, lamento haberte asustado —habló Eric, con una voz seductora.

—Ah, estoy bien, solo me tomaste por sorpresa —respondí, sonriendo con nervios.

—Bien, lo primero que tienes que saber es que debes atender a cada persona que atraviese esa puerta, sobre todo si son trabajadores, porque ellos firman su asistencia aquí en la recepción ¿Comprendes? —explicó, llevándome a la entrada del pequeño espacio.

Me casé con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora