Capítulo 54: Hermano

2.8K 209 5
                                    

*Narrado por Eric*

El rumor había sido desmentido y generamos un plan para descubrir más de lo que ocultaba Agatha. Su cartera era la clave para confirmar mis sospechas, pues ahí tenía los documentos de identificación que Ximena podía facilitarme si lo encontraba.

Porque algo me decía que Agatha tenía dos documentos y que esa hermana era una fachada, cuando en realidad ocultaba algo mucho peor que la llevaría directo a la cárcel.

Ese mismo día, dejé a Ximena en casa con la excusa de que iría a reunirme con un socio en su empresa. Me sentí un completo idiota porque era la primera vez que le decía una mentira a ella.

Tenía que hacerlo si quería más respuestas para empezar a conectar todo y resolver cada detalle al día siguiente. Así me quitaría ese dolor de cabeza y las cosas seguirían saliendo como deberían, sin ningún obstáculo.

Estaba en mi auto, de camino a casa de Dante para averiguar si tenía relación con Agatha. Conociendo a mi hermano, no tardaría ni un segundo en revelarme la verdad porque eso lo hacía sentir superior, el creer que tenía el control sobre mí.

Claro que no iba a ser tan obvio para que luego él fuera de chismoso con Agatha, si es que tenían relación.

Llegué y estacioné el vehículo al frente. La casa no había cambiado para nada, y pensar que Ximena alguna vez pasó sus años ahí...

Toqué la puerta.

Me abrió un Dante bastante sorprendido, pero que pronto me dedicó una maliciosa sonrisa como era de costumbre.

—¿Vienes a pedirme que regrese a la empresa? Porque ya no quiero saber nada de ti —habló, con diversión.

—Necesito hablar contigo —dije, sin emoción alguna.

—Me parece oportuno que mi hermano quiera hablar conmigo, luego de que me echara a patadas. ¿Si acaso me sigues considerando un hermano? —comentó, cruzado de brazos—. Pasa de una vez, antes de que me arrepienta.

Entré, siguiendo sus pasos y dándome cuenta que la casa estaba más limpia de lo que me esperaba. Cada florero en su lugar, la alfombra no tenía ni una pizca de suciedad, el suelo brillaba y me quedé extrañado.

—¿Te volviste amo de casa? —inquirí, en tono burlón.

—Cállate. Tengo el dinero suficiente para contratar al servicio de limpieza —masculló, sentándose en el sofá y apagando la televisión.

—El dinero de nuestros padres, querrás decir —corregí—. ¿No piensas buscar trabajo? ¿O una mujer te está manteniendo? ¿Sigues con Rebeca? —interrogué, buscando pistas.

—Eric, no me vengas con tus regaños de niño bueno —se quejó, tomando una cerveza de la hielera a su lado. Recién me di cuenta que estaba ahí—. Rebeca es historia.

—¿Conseguiste una nueva amante? Porque no veo ninguna prenda femenina por aquí cerca —pregunté, explorando el lugar con mis ojos.

—Ya me cansé de las mujeres, todas son unas zorras que piensan en ellas mismas. Prefiero pagar una prostituta cuando me den ganas —expresó, arrugando la nariz y bebiendo un sorbo.

—Vaya, es impresionante saber que te dañaron, Dante. ¿Me vas a contar sobre eso? Somos hermanos, que no se te olvide —aclaré, sentándome en el sillón frente a él.

—¿Te estás burlando de mí? —amenazó, con los ojos entre cerrados—. Claro, como te vas a casar con mi ex mujer, te crees la gran cosa.

—Y le daré un hijo, por cierto —lo provoqué, con una sonrisa.

Me casé con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora