Capítulo 33: Aliado

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—¿Por qué todavía no te has ido? —bufé, refiriéndome a Jeanniel.

Había pasado aproximadamente una hora desde que dejé a Jax en la oficina de Eric y Jeanniel se quedó conmigo en la recepción. No me molestaba su presencia, pero estaba concentrado en su celular.

—Porque estoy seguro de que Eric vendrá a acompañar a Jax hasta la puerta para despedirse, en ese momento quiero estar presente para ver si todo salió bien —respondió, con obviedad y sin verme.

—Pero puedes enterarte de lo sucedido luego —resoplé, apoyando mi codo en el mesón.

—¿Me estás echando, Ximena? —Llevó una mano a su pecho con drama—. Sé lo aburrido que suele ser estar solo en la recepción, también te estoy haciendo compañía —agregó.

—Lo agradezco, pero me preocupa que Eric te regañe al verte lejos de tus responsabilidades —expresé, mirándolo.

—Eric me conoce desde hace mucho, no te preocupes —Sacudió su mano y guardó el celular—. Por otro lado, ¿no me vas a contar cómo va su relación? Porque se nota que avanzó de golpe —me lanzó unos ojos pícaros.

—Shh... Es vergonzoso hablar de eso —me rasqué la nunca, sintiendo mis mejillas arder—. No deberías preguntar ese tipo de cosas.

—Somos amigos, hay que tener confianza en todo —señaló.

—Aprecio tu amistad, Jeanniel —me encogí de hombros, derrotada—. D-digamos que nuestro compromiso es serio, sin nada de mentiras... Eric me q-quiere, y creo que yo a él —solté, trabándome al hablar.

Jeanniel abrió los ojos con sorpresa, aunque luego su expresión volvió a la normalidad como si ya se lo esperaba. Me miró con diversión y una maliciosa sonrisa.

—Yo sabía que iba a pasar eso entre ustedes —proclamó—. ¿Casarse sin amor? Bobadas, era obvio que se iban a enamorar.

—Sí...

Me sostuve el brazo con vergüenza y me quedé pensando en que había logrado tanto con Eric en tan poco tiempo. Me había hecho sentir la mujer más feliz del mundo.

Ya olvidé a Dante. Mi corazón le pertenece a otra persona que sí vale la pena.

Deseaba en lo más profundo que mi ex no se apareciera nunca jamás en nuestras vidas, sin importar lo último que nos dijo. No había dado señales desde ese día, simplemente se fue y abandonó todo lo que había conseguido.

—¡Llegó el alma de la fiesta! —exclamó una voz aguda.

Era Olivia, se apareció de repente logrando sorprendernos.

—¿No deberías estar trabajando? —reprochó Jeanniel—. Tampoco es que lleves un año en la empresa, podrían despedirte.

—Tú también deberías estar trabajando —masculló ella, con una mano en la cintura—. Solo quería decirles que le hice tremenda promoción a Rosa Blanca, se la entregué a Jax y le encantó —Aplaudió con emoción.

—¿En serio? ¿Interrumpiste su reunión? —cuestionó el moreno, incrédulo.

—No, Jeanniel. Eric me llamó porque ya sabía de mis planes —resopló.

—Eso está excelente. Más oportunidades de que la empresa crezca —comenté.

—Amiga, la empresa subirá de golpe si Jax invierte en ella —enfatizó, con obviedad.

De pronto, alguien se adentró en el edificio y tanto Jeanniel como yo nos quedamos viendo en esa dirección. Olivia hizo lo mismo al notar que no le estábamos prestando atención.

Me casé con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora