Capítulo 29: Un caballero

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El viernes había llegado a una velocidad impactante que me tenía con los nervios a flor de piel. Me encontraba en casa con mis padres, los tres estábamos sentados en el sofá de la sala ya que les comenté que esa noche estaría con Eric.

Y que no me esperaran porque no tenía planes de volver hasta el día siguiente... Cosa que alertó a mamá y la dejó toda emocionada porque entendió al instante lo que sucedía.

Papá estaba calmado, leyendo el periódico mientras bebía una taza de café.

—Me alegra tanto que nuestra hija le esté dando una oportunidad a Eric —comentó mamá—. ¿No crees, Emilio?

—Por supuesto. Tal vez estoy viejo, pero siempre he tenido la capacidad de deducir si una persona es buena o mala —Pasó la página, con la voz profunda—. ¿O acaso me equivoqué con Dante?

—Papá, ya te he dicho que es mejor no volver a mencionar a ese hombre... —pedí, exhalando.

—¿Y cuándo será la boda? —preguntó mamá.

Y pensar que al principio no estaba del todo de acuerdo con el inesperado compromiso con Eric. Me sorprendía lo tranquila y feliz que se demostraba ahora.

—Todavía no lo hemos decidido —respondí—. Supongo que en los próximos meses.

—Me gustaría ser la madrina, pero supongo que la madre de Eric tendrá que serlo para que tu padre pueda ser el padrino, me encantaría mucho verlo llevándote al altar —expresó, con una cálida sonrisa.

—Lamento no haberlo hecho en tu boda con Dante —habló papá.

—Esta es tu oportunidad, papá —lo animé.

Tocaron la puerta y mi piel se erizó porque ya sabía quién era. El hombre que me había citado ese día y que próximamente sería mi esposo. Mi madre me sonrió cómplice y se levantó para ir a la puerta principal y recibirlo.

No tardó mucho en regresar a la sala junto a Eric. Quedé con la boca entre abierta porque su cabello estaba bien peinado hacia atrás, más su traje formal que lo hacía ver elegante y modesto. Sus ojos me quedaron viendo con ternura y una ligera curva apareció en sus labios.

Yo me sentía opacada ante él, a parte que llevaba un perfume agradable y fuerte que inundó la sala al instante. Me levanté, sintiéndome inferior porque yo solo me puse un vestido rojo, sin ningún tipo de encaje y con un pequeño escote que mostraba la raya que se formaba entre mis pechos.

—Buenas noches, señor y señora Foster. Lamento haber interrumpido en su hogar, pero me gustaría llevarme a su hija por esta noche —Hizo una reverencia, parecía todo un caballero.

Eso era algo que Dante nunca en nuestra vida juntos llegó a hacer con mis padres. Me quedé con los ojos abiertos, y no era la única pues mis progenitores estaban igual de sorprendidos que yo ante la cordialidad de Eric.

Me preguntaba quién le había enseñado tantos modales.

—Eric ¿No? —habló papá, levantándose y dirigiéndose hacia él—. No tienes que hablar con formalidades si pronto seremos familia —Le estrechó la mano.

—Les tengo mucho respeto, creo que tardaré en acostumbrarme a tratarlos con normalidad —Eric tenía la cabeza inclinada.

—Primero, alza el mentón. ¿Eres jefe de una empresa y le temes a tu suegro? —bromeó papá.

Eric le hizo caso y con su firme postura, alzó la cabeza, aunque el hombre era mucho más alto que mi padre, igual se podían mirar con facilidad. Papá le dio unas palmadas en el pecho y luego regresó a su asiento.

Me casé con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora