AUTOR.
Estaba parado detrás de las grandes ventanas de la oficina, las cuales daban una espectacular vista al parqueadero. Desde ahí la vio irse, desde ese lugar la contempló marcharse, iba sosteniéndose de sus dos amigos, Cleo y Will.
Una rebelde lágrima rodó de sus ojos, la limpió rápidamente para que el director no notase lo triste que se encontraba.
Crys subió al taxi dónde se encontraba su madre, esta se preocupó al momento que vio a su hija ser llevada de esa forma, era como si fuerzas en las piernas no tuviera, se veía pálida, al momento que le tocó la frente estaba ardiendo en fiebre.
Ya una vez dentro del coche, Crys recostó la cabeza en las piernas de su madre, se hizo brollo y sollozó, era imposible no llorar, ya no estaba en sus manos controlar el llanto, pues tenía el corazón roto. Ya no esperaba llegar a su habitación y encerrarse ahí para llorar, ahora lloraba en cada esquina, sin importarle quien la viera —¿Qué fue lo que pasó ese fin de semana, Crys? —, Crys no tenía fuerzas para hablar, ella no había vuelto a decir una palabra desde aquella tarde, parecía que había perdido el habla, es que junto a él se le fue todo.
Su madre la llevó al hospital, le realizaron algunos exámenes dónde las pruebas arrojaron que estaba anémica, recetaron algunas vitaminas para que levantara el ánimo, cómo si su debilidad se debiera a la anemia.
Crys tenía el corazón destrozado, era para él dolor de este que debía recibir una medicina, y no era una medicina cualquiera, esa medicina tenía nombre y se encontraba en brazos de otra mujer.
Al pensar en eso, Crys sollozó "¡Adiel!" Susurró para sí misma.
Crys no entendía, porque sentía ganas de morir?, porque la vida sin él no le importaba, porque su mundo dejó de brillar cuando él la dejó, cuando eligió a su esposa antes que a ella. Crys quería salir a la calle, buscar Adiel y reprocharle lo que le había hecho, cómo la había dejado, su corazón estaba hecho migajas, y aún con esas migajas lo seguía amando, seguía teniendo la esperanza de que volviera por ella, que le dijera que todo había sido una broma.
Tras recordar el beso que se dio con su esposa, tras ver cómo volvían los afectos de cariño, más aun cuando ella se desmayó y al abrir los ojos él no estaba ahí, menos se acercó al lugar donde siempre se vieron para buscarla, sus tontas ilusiones se derrumbaron.
Al llegar a casa Crys se encerró en su habitación, después de tomar la medicina que supuesta mente le levantaría el ánimo se metió bajo las sábanas, y se durmió.
Cuando abrió los ojos se encontró en medio de la oscuridad, ya la noche había caído, su cuerpo estaba totalmente sudado. Agarró el celular y revisó los mensajes que le había enviado a Adiel, al ver que seguían sin entregarse llevó el celular al pecho, se giró de lado y sollozó.
Cuando la puerta de su habitación se abrió, por consiguiente, la luz se encendió se giró a ver quién había ingresado.
Jack, había pasado cuestionando a la madre de Cleo que había sucedido ese día con su hermana, y cuando aquella joven le confesó la verdad, de todo lo que había pasado, Jack se sintió furioso, fue a buscar a Adiel, pero no lo encontró, más aún, lo llamó y la llamada no entraba.
Es que Adiel había cambiado de número, ni siquiera a Jack se lo había dado, él ya no sabía cómo iba a mirarle la cara a su amigo cuando se reunieran, por eso decidió cortar con esa amistad sin hacérselo saber a Jack.
Jack miró a Crysthel con ojos afilados, se acercó lentamente y musitó —Ya lo sé todo, ya sé lo que has hecho y con quién. ¡Qué decepción, Crys! ¿Cómo pudiste? ¿Cómo diablos pudiste creer en su palabra? —, la tomó del brazo y de un jalón la sentó —Mi padre y madre se sentirán avergonzados cuando lo sepan, que desilusión se llevarán cuando les cuente que su hijita menor, aquella niña pura y noble que ellos creen que criaron con los mejores valores ha sido la amante de ese miserable. ¡Nos viste la cara de estúpidos! ¡Te reíste en nuestras narices! —, los dientes de Jack traquearon —Escucha bien lo que vamos a hacer contigo, mañana mismo te llevaré a un internado, ahí terminarás el colegio, y luego de eso, luego de eso no me importará lo que ocurra contigo. Y en cuanto al traidor de Adiel, a ese le daré una paliza que en su puta vida olvidará, por ser mal amigo, un vil y perverso traidor.
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Profesor Adiel
RomanceLo amaba en silencio desde que era una chiquilla, pero era prohibido en todos los aspectos. Juraba que nunca iba a tener una oportunidad, sin embargo, un día, él la miró, la citó, y su vida cambió.