Parte sin título 33

347 11 0
                                    

AUTOR.

Después de ese beso, Adiel supo más que nunca que ella aún lo amaba, las palabras que dijo no salieron del corazón, lo que Crys estaba haciendo, era lo mismo que él le hizo cuando la dejó en aquel parque.

Ella le estaba haciendo pagar su abandono, pero él no estaba dispuesto a perderla nuevamente. Si cuando llegó y fue por ella se retiró, fue porque la vio feliz, fue porque creyó que ella lo había olvidado, pero luego de ese encuentro, de que la sintió temblar mientras la besaba, no iba a retirarse, iba a pelear por ella, iba hacerle ver qué él, era el único en su corazón.

Adiel salió del centro comercial y se dirigió a casa, se sentó al lado de su madre —La vi—, aquella mujer que tenía una pequeña prenda para su nieto le miró.

—Lo sé, tu hermana me lo contó—, dejó de lado lo que estaba haciendo —Dicen que cuando el destino te vuelve a poner a esa persona en el camino, no siempre es porque te quiera a su lado, si no, para cerrar algo que quedó abierto.

—Mamá, sé que no es eso, Crys me ama, yo lo sentí en aquel beso, pude sentir como temblaba con mi cercanía. Se que el destino la puso de nuevo en mi camino porque somos el uno para el otro. Tú sabes que no la busqué más, sabes perfectamente que no iba ni siquiera a pararme por la universidad, porque lo que menos quería era verla para olvidarme de ella.

—Pero está con alguien más.

—No me importa. A ella no le importó aceptarme cuando estaba casado, ahora yo no me voy a retirar porque está comprometida, voy a luchar por ella. El lunes me presentaré a la universidad.

—Adi—, le dio un beso en las manos.

—Dijiste que busque mi felicidad, y mi felicidad es ella, voy a luchar por la mujer que amo. Solo necesito tu apoyo, dime qué lo tengo, madre—, ella suspiró y asintió. Para Adiel eso bastaba, y aunque su madre no le diera el consentimiento, el iría con todo por Crys, sabía que después la iban adorar. Con que su madre lo apoyara, tendría el apoyo de su abuelo y hermana.

Por otra parte, Crys llegó a casa algo tarde, soltó la cartera y se sentó junto a su amiga que observaba la televisión.

—Los Lanús son tan guapos, esos gemelos me encantan—, musitó al morder su labio.

—Los Estaquéense somos guapos, y esos dos son de allá.

—¿Los conoces de cerca? —, preguntó al girarse.

—No, solo los he visto en televisión—, Nubia regresó la mirada a la televisión y se deleitó observando el hermoso rostro de Fabien Lanús, quien ya pasaba los cuarenta años, pero aún robaba los suspiros de muchas mujeres.

—¿Y que ganaron? —, inquirió al subir los pies en el mueble.

—Premio a los mejores productores de cinematográfica. Esos hombres tras de ser unos bombones son tan exitosos.

—Como dijo una amiga, te gustan los vejetes.

—¿Vejetes? ¡No insultes a mis gemelos hermosos! —, Kris sonrió. Cuando terminó el programa de la entrega de los premios Óscar, Nubia cuestionó —El hombre del centro comercial, ¿es del que me hablaste? —, Crys se sentó, quiso escapar, pero Nubia la agarró de la mano y la volvió a sentar, se le tiró encima y bufó —No escaparas hasta que me digas sí o no, aunque después de ver tu cara me imagino que sí.

—Si, él es mi antiguo profesor, mi ex, mi examante, mi ex todo.

—Crys, no creo que sea así. Yo Vi tus ojos, tu cara cuando lo viste, mujer, un poco más y te desmayas.

—¿Vez esto? Voy a casarme con Will, le di mi palabra, él es un hombre maravilloso, lo quiero y sé que puedo ser muy feliz a su lado...

—Solo eso Crys, lo quieres más no lo amas.

Profesor AdielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora