Parte sin título 30

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POV DE CRYS.

Al escuchar el SI ACEPTO, Will se propuso a retirarme el anillo, y mis ojos se iluminaron, seguido me perdí en el recuerdo.

«Estaba quedándome dormida cuando me llegó un mensaje, el sonido era único, era un mensaje de Adiel, agarré el celular y lo abrí. "Mañana a las cinco en la sala de descanso del edificio"

Suspiré profundo y le respondí de inmediato, también puse alarma y dormí con el celular debajo de mi almohada para sentirlo vibrar cuando fuera la hora indicada.

A las cinco en punto me levanté, despacio fui al baño, lavé mis dientes y sin hacer ruido salí de la habitación, incluso del depar. Estando fuera corrí descalza por los pasillos, cuando llegué a la sala Adiel ya estaba ahí, lo abracé por detrás, se giró y sin perder tiempo me besó, mientras me besaba con ansiedad sus dedos se enterraron en mis cabellos, luego dejó rodar una mano, la cual se enganchó en mi mano, cuando sentí algo duro en la palma me separé de él, bajé la mirada y me encontré con un anillo, ¿me iba a proponer matrimonio?

Le miré y sonrió —¿Recuerdas el regalo del cual te hablé? —, asentí mientras inflaba mi pecho. Adiel tomó mi mano y lo colocó —Solo te lo sacarás el día que te pida matrimonio, cuando eso suceda lo reemplazaré con uno de más valor, ¿prometes que lo cargarás así nos disgustemos?»

Apreté los labios al recordar aquello, no sé ni porque se me venía ese recuerdo ahora, justo ahora cuando me estaba comprometiendo con alguien más.

Will retiró el anillo, me lo puso en la otra mano, y me colocó el que me daría para sellar nuestro compromiso, una vez puesto levantó la mirada y con una enorme sonrisa se paró y se acercó, para seguido elevarme desde las piernas y besarme —Prometo hacerte la mujer más feliz del mundo—, volvió a besarme hasta bajarme. El aplauso del Mimo se escuchó, tras soltarle los labios se acercó a él, le agradeció y este se marchó, así nos quedamos a solas.

Caminamos tomados de la mano por el jardín, nos sentamos en una banca que quedaba frente a una quebrada, estuvimos abrazados contemplando la oscuridad del prado y el cielo estrellado.

Esa noche nos quedamos a dormir ahí, al día siguiente salimos muy temprano ya que tenía clases. Al estar un poco retirado de la ciudad perdí la primera hora, ya para la segunda me puse al día.

Cuando me reuní en el comedor con los chicos y vieron mi anillo empezaron a cuestionar. No iba a mentirles ni ocultarles las cosas, ya que una vez terminado este semestre me casaría con Will, faltaban tres meses para que eso sucediera, y mientras yo estudiaba la madre de Will se encargaría de los arreglos.

Las felicitaciones de mis amigos no se hicieron esperar, incluso por la noche fueron al depar para celebrar por mi compromiso.

Antes de la media noche Nubia se metió bajo las sábanas, en cuanto yo me adentré al baño, me paré frente al espejo y contemplé el anillo de compromisos, seguido dirigí la mirada a mí otra mano, mordiendo el labio retiré ese anillo, lo coloqué delante de mis ojos y musité.

—Ni una de tus promesas cumpliste, Adiel—, dejé caer el anillo en el lavabo, seguido me fui a la cama, ya estando dentro de las cobijas cerré los ojos y me entregué al Dios del sueño.

Me levanté temprano para ir a clases, después de terminar la última hora me fui caminando hasta la cafetería, de camino a esta no dejé de sentir esa sensación de que alguien me vigilaba, por un momento me detuve y miré hacia un costado, miré un poco más atrás y vi un coche negro venir detrás, rodaba lento, cómo si me estuviera siguiendo. Aceleré el paso, y cuando llegué a la cafetería pasó de largo.

Profesor AdielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora