Parte sin título 21

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¿Embarazada?

Ya Rocío no sabía que inventar. La verdad era que no comprendía para que me quería a su lado, si cuando estábamos juntos no hacía otra cosa más que buscarme problema por todo.

Fui hasta donde se encontraba ella —¿Podemos hablar? —, arregló su corto cabello y con una sonrisa me siguió.

—Ahora si quieres hablar, supongo que mi cuñis ya te contó...

—¿Qué ganas con inventar esa mentira?, ¿piensas que voy a regresar? —, la sonrisa en su rostro se esfumó —Escucha bien Rocío, hagas lo que hagas, digas lo que digas, inventes lo que inventes, yo no regresaré a tu lado. Jamás, entiéndelo, jamás. Y no intentes llenarle la cabeza de mentiras a mi hermana, porque Fáti no es ninguna estúpida—, iba a irme, pero dijo.

—Lo de embarazo es verdad, pero no te lo había dicho porque no quería que regresaras por el bebé—, sonreí y negué con la cabeza —Si no me crees pregúntale a nuestros compañeros, me desmayé hace unas horas y me llevaron a enfermería. Recuerda que en nuestra última discusión quedamos que íbamos a planificar hijos.

—No recuerdo haber quedado de acuerdo en eso, es más, no recuerdo haber cambiado mi método de protección.

—El médico dijo que es suficiente una gota de semen para embarazarse que, aunque se terminé a fuera hay una alta posibilidad de embarazarse.

—Pues la mía no había fallado durante muchos años. Y qué casualidad que falle justo cuando estamos divorciándonos—, me acerqué más a ella —En serio Rocío, no se cuál es tu obsesión conmigo, porque eso es lo que estás, obsesionada.

—Yo te amo Adiel—, me agarró de la camisa —Te prometo que si me das una nueva oportunidad todo será diferente—, le quité las manos de sobre mí, la alejé.

—Ni una oportunidad más, yo no pienso pasar el resto de mis años amargándome en una relación tóxica como esta.

—Tú me engañaste Adiel, no fue una ni dos veces, fueron muchas veces. ¿Crees que no me daba cuenta de que cuando estábamos juntos estabas pensando en alguien más? Y lo que me descontroló es que con esta te clavaste, no fue un pasatiempo como las otras que tuviste. Esa perra arruinó nuestra relación.

—Y aun sabiendo todo insistías que volviéramos, y sigues insistiendo. Entiende, nadie destrozó nada porque esto siempre estuvo mal, tú siempre estuviste mal. Ya comprende de una vez por todas, no te amo, ni siquiera sé si algún día llegué a amarte, lo único que sé es que, casarme contigo fue el peor error que cometí en mi vida.

—Escucha bien. Tú eres mío, descubriré quien es la mujerzuela por la que me estás cambiando, y cuando lo sepa le sacaré los ojos. Y grávatelo, eres mío y siempre lo serás, antes de que te quedes con otra, prefiero verte muerto.

Dicho eso se fue. Eran las mismas palabras de siempre que discutíamos, amenazas tras amenazas. Me quedé un rato sentado sobre el escritorio de la inspección —Será muy difícil Adiel—, dijo el dueño de la oficina al ingresar —Creo que, por el bien de ambos, es mejor que uno de los dos renuncie.

Agradecí a mi colega por su concejo y salí. Mientras estaba en el parqueadero llamé a Jack para informarle que no iba a poder viajar junto a ellos, pues había quedado de ir a casa para arreglar las cosas con mi madre, porque con mi abuelo ya creo que estaba más que claro.

Además de eso, debía reunirme al siguiente día con ese hombre y entregarle el dinero para que me entregara las fotografías.

También se lo hice saber a Crys, al principio se mostró descontenta, pero cuando le dije que mañana estaría ahí sin falta, comprendió.

Profesor AdielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora