El ruido de la ciudad se colaba por la ventana de su consultorio mientras él revisaba el último expediente del día. La taza de té en su escritorio se había terminado y justo cuando estaba listo para pedir otro, la voz de su secretaria le hizo sonreír.- Dr. Byun, su último paciente ha reprogramado su cita para el viernes alegando dolores en la espalda – sonrió con una sonrisa – Le da tiempo de buscar a los chicos.
- Gracias, Yeeun – estiró sus brazos por encima de la cabeza y chequeó la hora en su reloj – Será mejor que me de prisa.
- Lo veré mañana, Dr.
Colgó la bata en la percha del archivo y arremangó su camisa hasta los codos. Estiró su cuello alejando los dolores y tomó su maletín dirigiéndose a la salida con cansancio y urgencia. Condujo por la carretera y llegó a la escuela de sus hijos rápidamente. La campana de salida aún no había sonado por suerte, así que esperó hasta que el grito de su hija mayor llamó su atención.
- ¡Papá! - bajó del auto apresuradamente y recogió a la pequeña en brazos con alegría - ¡Has venido por nosotros!
- He llegado a tiempo, pequeña flor – besó a su pequeña hija en la frente y rió sintiendo una presión familiar en sus pies – Hola cariño.
- ¡Jihoon arriba! - gritó el pequeño y él lo recogió con su mano libre – Hola papi.
Metió a los chicos en el asiento trasero acomodandole sus cinturones y, se aseguró de poner algo de música relajante para ellos. Condujo hasta la casa con lentitud alargando un poco el tiempo y al llegar, ambos chicos se dirigieron a sus habitaciones para quitarse el uniforme y lavarse sus manos. Generalmente, Baekhyun les preparaba una merienda antes de que hicieran sus tareas para que les contara su día y ese día no sería la excepción. Dos rebanadas de pan con queso para ambos y tres jugos naturales más tarde, la merienda y la charla diaria comenzó. El Doctor Byun para los pacientes y Byun Baekhyun para sus amigos era a veces dos vidas que llevaba. Parecía que al ponerse la bata su familia quedaba en un segundo plano mas él lo prefería así. Baekhyun era padre de dos hermosos niños y un perro corgi llamado Mongryeong y, exceptuando a sus compañeros de trabajo y amigos, nadie más sabía de ese hecho.
Hami y Jihoon tenían diez años y seis años respectivamente, siendo Hami la mayor. Ambos habían sacado tanto sus rasgos refinados y su sonrisa cuadrada y brillante. Eran tan inteligentes como su padre y tan hermosos que Baekhyun se preguntaba como había creado a estos retoños. Rieron un rato más hasta que les envió a hacer la tarea mientras él preparaba la cena para todos.
Para cuando las ocho de la noche llegó, los niños habían comido y estaban viendo dibujos animados antes de irse a la cama. Aprovechó de darse una ducha y, de ponerse una mascarilla que le quitara el cansancio debajo de los ojos. Se veía gracioso como decía Hami pero, necesitaba esa hora del baño para sí mismo. No era egoísta y disfrutaba mucho de que sus hijos le necesitaran todo el tiempo pero a veces, le pasaba mucha factura. Entre el trabajo y los niños y la casa, estaba exhausto.
Tomó asiento en la mesa del comedor y comió algo de carne mientras respondía un par de emails de pacientes que siempre necesitaban algún consejo. El embarazo no era un momento fácil y a veces, las mujeres y donceles que decidían tener hijos, necesitaban un aliciente y una mano ayuda que les sostuviera en todo el camino hasta que la maternidad/paternidad se hiciera parte más activa de sus vidas. Y si eran solteros o sus parejas decidían no hacerse responsables, se volvía un camino lleno de adaptaciones y raspones en las rodillas pero, les hacía más fuerte y más independientes en el tiempo más demandante.
Mongryeong se acomodó en sus pies buscando calor. Acarició el pelaje de su corgi y rió cuando este se volteó con sus patitas hacia arriba para que le acariciase el vientre. Rió por la acción e hizo lo que el cachorro decidió. Caminó hasta la habitación de sus niños y apagó la televisión viendo que ya se habían quedado completamente dormidos. Besó sus frentes y acomodó mejor la luz pues a ninguno le gustaba dormir con la luz apagada. Subió un poco la temperatura del calefactor por si tenían frío en la madrugada y salió dejando la puerta entre abierta.
Su telefóno vibró en la mesa del comedor y frunicó el ceño. Reconoció el número como el de Minseok, uno de sus pacientes.
- Hola Minseok – saludó gratamente - ¿A qué se debe el honor?
- ¡Dr. Byun! Disculpe que lo moleste tan tarde pero, le envié un correo electrónico esta mañana – respondió el hombre por el auricular con alegría – Junmyeon y yo nos preguntabamos si de casualidad, estaba libre para el fin de semana. Sabemos que es uno de los doctores más ocupados por eso le escribimos hace varios días con antelación.
- Lo siento muchísimo, Minseok, llevo un par de días ajetreados y no he podido revisar mi correo personal – puso el altavoz y revisó rápidamente su agenda programada del fin de semana – Tengo una cirugía a primera hora de la mañana del sábado que, espero no tenga complicaciones pero luego estoy libre. ¿Está todo bien?
- Sí claro – escuchó que Minseok repetía sus palabras hacia alguien más - ¿Estaría bien que le comprasemos un boleto de avión para la isla por tres días? Taeyeon y Taeyong cumplen cuatro años en dos semanas y, Junmyeon pensó que sería buena idea si pudiese venir.
Estaba boquiabierto y genuinamente sorprendido. Era la primera vez en todos los años que llevaba como ginecoobstetra que, uno de sus pacientes o dos, le invitaban para una fiesta de cumpleaños.
- No sé que decir Minseok – respondió - ¿Me darías hasta mañana para darte una respuesta concreta?
- Por supuesto, y si no se siente cómodo puede igual decirnoslo y lo entenderemos ambos – supuso que sonreía al decirlo – Gracias siempre, Dr Byun.
Parpadeó aún sorprendido por la invitación mas sabía que probablemente la rechazaría. Podía dejar a los niños con sus padres pero eso sería demasiado injusto y ellos también debían disfrutar y quizás conocer a otros niños de su edad. Asintió valorando esa posibilidad real que le gustaba mucho más. Cayó en su cama a las diez y media de la noche y sintió poco a poco como su cuerpo se iba relajando. Encendió la luz de noche y sintió a su perro acomodarse en sus pies.
Para cuando la mañana siguiente llegó, todo el cansancio se había esfumado de su cuerpo y estaba listo para un día más.
¡Happy Baekhyun Day! Ah, what a rollercoaster 🎢. Está historia me lleva de la mano y corriendo para ser honesta y, me encanta que sea así. Hace un poco de tiempo que no me pasaba. ¿Que opinan? Espero lo disfruten.
PD: Gracias Pinterest por enseñarme un Baekhyun rubio vestido de médico.
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Sweet Like Cherries (ChanBaek) Terminada
RomanceEl Dr. Byun Baekhyun es el mejor ginecólogo de Seúl. Padre de dos pequeños niños y un amigo y hermano excelente es invitado al cumpleaños de los hijos de uno de sus pacientes y, decide por consejo de su familia, ir solo alejandose de sus pequeños po...