Hasta que seas mía 【 REO MIKAGE X OC 】

0206 No soy un inútil, te lo prometo

16 años antes

Residencia de los Aoi.

Perspectiva de Washimori

Mamá: Washi. Cariño, vengan por favor.

Mi madre nos llamó a mí papá y a mí que estabamos en el patio jugando a la pelota.

Papá: Vamos campeón.

Me acarició la cabeza revolviendo mi cabello.

Mi padre era un "papá genial", así me gustaba decirlo, trabajaba como empleado en una compañía no muy grande ni conocida, mientras que mi madre siempre fue ama de casa. Él se encargaba de dar sustento a la familia, pero quien más nos ayudaba era Ami, la hermana de mi madre. En ese entonces, ella venía a visitarnos seguido, a pesar de su trabajo como actriz, se daba el tiempo de convivir con su familia, y traía a sus dos hijos, como aún eran pequeños, yo no podía hacer más que estar cerca de ellos y de mi hermana, y cuidarlos.

Mamá: ¡Llegó la tía Ami!

Tía: ¡Hola familia!

Nos abrazo a cada uno para luego sentarse en el sofá con sus dos pequeños en brazos y ponerse a platicar con mi mamá.

Papá: Washimori, vayamos a seguir jugando.

Antes no notaba el extraño comportamiento que tenía mi padre cuando mi tía nos visitaba, pero ahora puedo decir que le tenía envidia. Envidia por toda la fama y dinero que ella poseía, y no solo a ella, en secreto también envidiaba a mi madre, por ser su hermana. Por tener una hermana millonaria y famosa. Pero nunca me di cuenta hasta ese día.

3 años después

Ese papá genial que siempre creía que era, con el pasar del tiempo se volvió un hombre frío y agresivo. Comenzó a presionarme con los estudios y a decirme cosas horribles de mi madre. Yo solo tenia ocho años, escuchar todas esas cosas que decía mi padre sobre mi madre eran agobiantes, estaba harto pero era solo un niño. Un niño no puede gritarle ni decirle nada que le desagrade a sus padres porque se vuelven "unos niños insensatos y groseros".

Papá: ¡Familia! ¿Qué creen? ¡Me ascendieron como jefe de la compañía!.

Mamá: ¡Q-Qué felicidad, amor!

Observé como mis padres se abrazaban y me dieron ganas de vomitar. Era hipocresía, y me repugnaba. Mi papá que hablaba mal de mi madre a sus espaldas, y mi mamá que no podía ocultar su notable incomodidad y miedo hacia mi padre.

Nomi: ¡Papá, papá, estoy tan feliz! ¡ahora eres el jefe, yupi! ¡papi es el jefe!

Comentó sonriente y entre risas juguetonas. Mi pobre hermanita, si yo la pasaba mal, no me imagino cómo la pasó ella. Desde que tuvo edad para asistir al kinder, mi padre le prohibió hacerlo, decidió que era mejor que aprendiera en casa. Siempre que llegaba de la escuela, escuchaba como mi papá le gritaba a mi hermana cuando no se sabía las tablas de multiplicar o hacia mal una tarea. Ella solo tenía cinco años.

Y le iba peor cuando le preguntaba algo que no entendía.

"¿¡Te lo acabo de decir, eres idiota o qué?!"