la primera vez

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Chiara estaba nerviosa, le tocaba pasar a cantar en quince minutos y estaba tratando de controlar su respiración lo más que podía. Ya estaba acostumbra al público, a las miradas sobre ella, a agarrar su guitarra y dejar a todos boquiabiertos. Pero esta vez era diferente, porque estaba en juego una oportunidad grandísima para cumplir quizás, el sueño que tenía desde que era una niña, de hacer música, de llegar a las personas a través de la música, de que las personas se vieran reflejadas en sus letras y sus melodías.

Sus manos temblaban un poco mientras pasaba los dedos por su guitarra y movía el cuello en círculos con los ojos cerrados.

–Hey, ¿Ya te toca pasar?

Chiara estaba tan nerviosa que no se había percatado de que hacía cinco minutos había una pelirroja sentada a su lado, así que cuando la escuchó hablar dio un brinco. La miró, era una chica de rasgos finos, las pestañas extremadamente largas y una sonrisa demasiado amigable, casi que la invitaba a hablar. Así que la pelinegra le sonrió igualmente y habló.

–Perdona, no te había visto. Es que me toca pasar en quince minutos y estoy demasiado nerviosa... like, too much– hizo un gesto con las dos manos y una expresión de horror en el rostro que hizo sonreír a Violeta al segundo– no se porqué, no es la primera vez que hago esto y llevamos aquí desde la mañana pero cada vez la ansiedad se multiplica por mil, no se si te pasará lo mismo o soy la única en este lugar a la que le pasa, todos son muy buenos y se ven muy buenos... ¿cuál es tu nombre?–. Finalizó Chiara esbozando una sonrisa, percatándose de que quizás había hablado de mas.

Violeta se quedó procesando por un momento en todos los datos que le había soltado Chiara en cuestión de cinco segundos. Y es que Chiara cuando se ponía nerviosa comenzaba a hablar sin parar y sin hacer pausas en ningún momento; era como escuchar un audio de whatsapp en x2, y a Violeta le hizo mucha gracia.

–Tranquila, nos está pasando a todos creo... yo digo que es porque pasan los días y las cosas se van sintiendo mucho más reales, pero lo importante es que todos estamos dando todo de nosotros mismos. Y me llamo Violeta, mucho gusto. Tú eres...?

–Chiara, mucho gusto igualmente– respondió la pelinegra mientras le regalaba una sonrisa.

–¿Tú no eres de aquí verdad?– dijo Violeta al mismo tiempo que entrecerraba los ojos y levantaba una ceja.

–No, soy medio inglesa– Violeta asintió con una sonrisa pícara en el rostro mientras Chiara se acomodaba los lentes y la miraba fijamente con la misma sonrisa –¿Por qué lo dices?.

–Es que se te nota... en el acento digo.

–Ohhh... ya, sí, me lo han dicho varias veces estos días, aunque yo no lo noto.

Chiara se fijó como por tercera vez en la hora que marcaba el reloj de su móvil y soltó un suspiro. Violeta que la estaba observando acarició su hombro suavemente, casi como pidiéndole permiso, porque al final eran dos desconocidas, y no sabía de qué manera podría reaccionar Chiara. No la conocía, se había sentado a su lado porque era de los únicos asientos que quedaban disponibles y sólo la había visto un par de veces con Salma, una amiga de Denna que le había presentado días antes. Aun así la pelinegra, aunque algo extrañada por el gesto de la chica, permaneció tranquila bajo su tacto, y le agradeció con la mirada cuando la llamaron por el altavoz.

–Vas a ver que te va a ir bien... muchísima suerte, Chiara– dijo Violeta mientras veía como la otra se levantaba del asiento en el que estaban y bajaba las escaleras en dirección al pequeño espacio montado en donde habían tres personas más.

Seguía nerviosa, aunque no tanto como lo estaba antes de aquella conversación con la pelirroja, que sin conocerla le había transmitido mucha confianza y un buen momento para alejarse de sus pensamientos.

¿Should we kiss? | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora