Madison povs
Numerosos minutos pasaron, seguía recostada en el hombro de mi madre, ella seguía aún sin formular una palabra, sentía su respiración un poco acelerado ¿Qué era eso que me quería confesar?
Sinceramente no esperaba algo más fuerte de lo que me estaba pasando, tipo, nada podía ser peor que descubrí que tú "amiga" en realidad no lo era y que habías vivido en una farsa. ¿O si?
—Prometeme que lo que te diga no va a cambiar el proceso que hemos estado llevando como madre e hija.
Voltee a verla miraba a un punto fijo, como pensando en las siguientes cosas que iba a decir.
—Nada va a cambiar—murmure y volví a recostarme en su hombro.
—Tu llegaste a nosotros de una manera especial...—su voz se oía con un nudo en la garganta—Eres adoptada.
En cuanto escuché la última frase me quite rápido de su hombro, no procesaba bien lo que me había dicho, no podía ser cierto.
—Es una broma ¿No?—trate de sonreír, buscando el sentido de aquella broma, ya que no podía ser cierto.
Negó con la cabeza.
Un nudo en la garganta se me formó, no podía formular ni una sola palabra.
Mis ojos se humedecieron y solo me quedé viendo un punto fijo, ahora entendía todo, ahora entendía que desde la llegada de Mila mis padres habían cambiado su forma de ser conmigo.
Ella si era su hija.
—¿Quienes son?—voltee a verla esperando una respuesta.
—Era una pareja...
Escuchaba con atención casa dato que me decía aún sin poder detener mis lágrimas, ahora ambas llorabamos.
Me equivoqué.
Si podía haber algo peor y sin duda era esto, darte cuenta que completamente tu vida es una farsa, todo dió un giro 180°
—No tenían los recursos para darte una buena vida.
—Esta tampoco es una buena vida—la mire, de sus ojos caía lágrimas.
Nunca me impresionó o me deje llevar por el dinero, lo único que quería era a mis padres, pero resulta que ni eso tenía.
—Perdoname, no debí permitir que esto pasara—me abrazo de los hombros.
Viaje en el tiempo...
14 de noviembre 2000. En algún lugar del norte de México.
— ¿Estás segura de lo que estás haciendo?—mire a aquella muchacha que se veía que no pasaba de los 23 años con la bebé de recién nacida en sus brazos apunto de entregarmela.
— Es lo mejor para ella—volteo a ver a un niño de aproximadamente cinco años de edad—no podemos darle una vida de calidad y se que estará en buenas manos.
Sonreí aceptando a la pequeña en mis brazos, era muy linda, su cabello brillaba como el sol.
En cuanto la tomé en mis brazos la pequeña abrió los ojos, eran claros, sin duda le daría la mejor vida.
—Confio en que usted y su esposo la cuidarán y amaran aún más de lo que yo lo hago—unas cuantas lágrimas salieron de los ojos de aquella muchacha.
—Te por seguro que así será—sonreí viendo a la pequeña en mis brazos.
—Si algún día le llega a contar la verdad, prometa que se asegurará de decirle lo mucho que la quiero y que no me guarde rencor—las lágrimas brotaban de sus ojos.