Todo mi cuerpo pesaba, pero de alguna manera eso estaba bien. Me sentía nadando en una nebulosa, como si estuviera flotando sobre la más cómoda de las nubes. Deseaba no despertar jamás, quedarme en ese estado de serenidad absoluta donde los problemas no podían afectarme.
Hace mucho que no me sentía tan tranquila, tan calmada; podría caerse el mundo sobre mí y, aun así, nada me lastimaría. No obstante, por más que quería permanecer para siempre en ese lugar lleno de luz y calidez, la realidad tenía otros planes.
Al abrir mis ojos, volví al viejo estudio, mi cuerpo dejó de flotar y despertó poco a poco en esa incómoda colchoneta que tanto mi espalda odiaba. Todavía me sentía calmada, serena, como si los problemas no significaran nada y, al menos, pude agradecer eso.
—Buenos días, ¿cómo te sientes?
Cuando mi visión se adaptó al entorno, me encontré con la mirada intensa de Simón, estaba sentado en un sillón a mi lado, con su cabello rizado completamente despeinado y unas grandes ojeras decorando su rostro.
—Bien, supongo ¿Qué pasó?
—¿No recuerdas?
—Lo último que recuerdo es subir al desván, creo que la puerta estaba cerrada...
—¿No recuerdas más nada? —inquirió con el ceño fruncido—. Camila, eso fue hace dos días.
Me removí en la colchoneta y me intenté incorporar, pero Simón me detuvo. La confusión amenazaba con perturbar mi estado de paz, aunque de alguna manera no lo logró.
—Tranquila, necesitas descansar —susurró Simón—. Esa tarde, cuando subiste al desván, te desmayaste. Tenías muchísima fiebre y estabas desvariando; para la noche tus delirios empeoraron y la fiebre se negaba a menguar. Tuvimos que llamar al doctor Miguel, el que se encarga de las crisis de don Evaristo.
Simón acarició mi rostro mientras hablaba, su voz grave y serena, actuaba como un calmante para mi alma.
—Te inyectó un sedante para que pudieras descansar, cree que pudo ser una crisis nerviosa. Ya tienes un día entero sin fiebre, pero deberías tomártelo con calma.
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El ánima del Junquito | ONC2024 | #PGP2024
Misterio / SuspensoCamila se encuentra en el punto más decadente de su vida. Al terminar su matrimonio, atravesar la muerte de sus padres y caer en la bancarrota, su única esperanza recae en vender la hacienda familiar, el hogar del último pariente que le queda con vi...