Desde que tenía memoria, la oscuridad siempre ha sido mi más grande e inexplicable temor, sin embargo, al hallarme en la negrura del vacío, miedo no era algo que sintiera en mi corazón.
¿Angustia? Si, eso era lo que me sofocaba. Por más que me esforzaba por entender que demonios me ocurría, no lo lograba.
El pesar por haber perdido definitivamente a Eduardo, echaba raíces en lo más profundo de mi corazón y se expandía hasta la más ínfima parte de mi ser. Mis recuerdos eran lo único que iluminaba un poco mi entorno; solo el brillo de las luces blancas, en lo más recóndito de mi mente me mantenían un poco cuerda.
Doctor tras doctor se paseaban en mis recuerdos, todos con el mismo discurso, tratamiento y recomendaciones. Como un coro infernal repetían mi segundo grande temor: «tus amigos, no existen en realidad. Solo son identidades creadas para ayudarte a superar un evento traumático»
—¿Eso es lo que tengo que aceptar, Eduardo? —pregunté a las tinieblas.
Cerré con fuerza mis ojos, esperando despertar en cuanto los abriera; no me fue una sorpresa que eso no ocurriera. Al abrirlos, había vuelto a mi habitación en Lechería, solo que esta vez, la decoración si estaba actualizada.
Estaba en otra reminiscencia de la cual no recordaba nada, me di cuenta porque en mi cama, dos cuerpos sudorosos y desenfrenados se entregaban a la pasión. Se trataba de otra versión de mí, mi yo de dieciocho años aparentemente.
—E-Esto es imposible —jadeé, al reconocer al joven con el cual estaba teniendo relaciones.
Recordaba que Román, el chico entre mis piernas era el novio de mi mejor amiga y que ni en mis sueños más remotos él y yo habríamos tenido algo. Debía estar confundida, esa chica en la cama no podía ser yo.
Traté de detenerlos, horrorizada de presenciar tal escena en primera fila. Mis gemidos y los del muchacho se entremezclaban en un coro caótico, que me desesperaba más que cualquier otra cosa que hubiera experimentado durante toda la pesadilla. Un mal presentimiento me carcomía el alma, lo que estaba ocurriendo definitivamente era augurio de problemas.
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El ánima del Junquito | ONC2024 | #PGP2024
Misterio / SuspensoCamila se encuentra en el punto más decadente de su vida. Al terminar su matrimonio, atravesar la muerte de sus padres y caer en la bancarrota, su única esperanza recae en vender la hacienda familiar, el hogar del último pariente que le queda con vi...