Childe.
—Y que no se te ocurra volver llorando a casa. Se acabó, Lumine.
Di un portazo fuerte que se escuchó en todo el silencioso vecindario. Dejé salir un gruñido de mi boca antes de quedarme inmóvil con la espalda recostada sobre la puerta. Mi corazón palpitaba como si fuera una bomba a punto de estallar dentro de mi pecho. Como primer movimiento, agité mis manos y luego me quité los guantes. Mis manos sudaban como si la casa de la amiga de Lumine hubiera sido una sauna todo este tiempo. En mi mente, las palabras "amiga de Lumine" hicieron eco las veces suficientes como para darme cuenta de que no estaba solo.
—¿Ya puedo entrar?
Me exalté cuando una voz chillona apareció justo a mi derecha. Esa chica rubia con prendas llamativas yacía de cuclillas sobre el césped del jardín de la casa, con una mirada amenazante y malhumorada. "¿Cuánto habrá oído de todo lo que ocurrió? Seguramente me odia", pensé. Ni siquiera recordaba su nombre.
—Sí... Lo siento. Ya me voy. —Evité dar otro comentario que me dejara en evidencia y me paré derecho, dando pasos firmes hacia adelante. Busqué las llaves de mi auto en mi bolsillo y traté de desaparecer de ese lugar lo antes posible. Terminé arrojando mi bléiser, mis guantes y mi corbata en el asiento trasero del auto para quedarme completamente solitario en la parte delantera. Arranqué el motor y aceleré sin mirar por la ventanilla a mi izquierda. Para mí, incluso el más pequeño vistazo sería una muestra de debilidad, una señal de que estaba arrepentido por todo lo que había dicho.
A ese punto de mi vida, me causaba pavor entrar al pent-house sabiendo que viviría solo después de años acompañado por la chica más bella que jamás conocí. No quería arrepentirme de las cosas que había dicho porque estaba convencido de que estaba en lo correcto, pero igual tenía un hueco en el pecho que no me dejó salir del auto por treinta minutos. Tuve que llorar como un bebé un buen rato y apagar mi celular definitivamente para reunir el valor que me haría entrar -finalmente- al ascensor directo a casa.
Y por más que había batallado el resto de la noche por distraerme con un par de copas de vino de las fincas más refinadas de Mondstadt, no pude soportar dormir en una cama que era demasiado grande para mí. La semana anterior había podido conciliar el sueño decentemente porque una parte de mí estaba confiada de que Lumine regresaría, pero ahora era definitivo. No había vuelta atrás. Ella me gritó mis verdades y yo le grité las suyas. Ser conscientes de las debilidades que jamás podríamos arreglar hacía imposible que lo nuestro pueda volver a funcionar.
—Lumine... —Su nombre había sido lo primero que pensaba antes de irme a dormir cada noche durante una semana y ahora sería la última vez que tendría que preocuparme por obtener su perdón.
Al día siguiente, la oficina seguía su curso normal y yo también. Luego de varios largos y dolorosos intentos por levantarme de la cama con una resaca considerable, asistí a mi trabajo como todos los días. Recto, perfumado, elegante y prolijo pero muerto de sueño. Con un poco de suerte sería fácil pasar desapercibido en medio de tanta gente, mas mis esfuerzos no fueron suficientes como para no cabecear en la reunión con Zarina y algunos directivos más: había que plantear objetivos y organizar un calendario viable antes del viaje a Snezhnaya. Nadie notó el primer desliz, el segundo llamó la atención de Rosalyne y el tercero provocó que Zarina aclarara la garganta para devolverme a la realidad. Las miradas sobre mí normalmente me incomodaban, pero me dolía tanto la cabeza que mis preocupaciones se limitaban a correr lo más pronto posible a mi oficina para llenarme de café e ibuprofenos. Bajo la mesa envié un par de mensajes a mi secretaria, esperanzado de que ella pudiera conseguir alguna de esas cosas para mí. Al salir, el aire tibio hizo palpitar aún más mi sien.
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Después de Anoche | Chilumi
FanfictionAjax cambió drásticamente cuando recibió la oportunidad de cambiar su vida completamente: la CEO de Fatui Corp. le abrió las puertas de su empresa a un joven Ajax sediento de éxito y de ganas de aprender. Ahora "Childe" está despojado de su nombre r...