Capítulo 14

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¿Me sentí culpable después de gritarle a mi mamá?

Si.

En mi cuarto lloré demasiado porque me duele que no me tomara en cuenta, que no me dijera nada de ellos, sólo los invitó a casa, los presentó y ¡Zas! Lo descubrí antes de que pudiera decírmelo. Ella no confía en mí.

Sé que mi papá nos abandonó y no sé nada de él, pero no tiene derecho a insultarlo como trató de hacerlo ¡Es mi padre!

Ya hace tres días de la discusión, ni siquiera nos dirigimos la palabra, lo que no nos cuesta mucho porque ella casi no está en casa. Lo que me hace sentir culpable es que, yo soy cristiana, voy a la iglesia, se supone que debería ser diferente. Mi mamá cree en Dios, pero no va a los servicios con la excusa de su trabajo.

Debí controlarme, el problema es que soy tan orgullosa que no soy capaz de pedirle perdón, porque aún me siento mal, lastimada.

A demás, no creo poder aceptar que mi mamá se case con ese señor. Yo dejaría de existir para ella porque es lo que hacen las madres cuando se casan con otro hombre —dejan de poner atención a sus hijos— también está esa chica, Grace; definitivamente, yo no encajaría en esa "familia".

Mi único deseo es que un día aparezca mi papá, que me explique cómo ocurrieron las cosas, poder perdonarle y ser feliz. Es mi deseo.

—¿Vamos a la cancha? —escucho la voz de Jean.

—Eh, sí, claro.

Ya era la hora de recreo, antes de que Jack o Calleigh se me acercaran me paré y salí adelante de Jean. Ya no me siento parte de mis amigos. No como antes.

Nos sentamos en las gradas para ver a unos chicos jugar al básquet.

—¿Me vas a decir por qué no quieres estar con el raro y la rubia? —desvié mi vista a mis zapatos negros.

—Ellos van a la cafetería y no me gusta, hay mucha gente —en parte era cierto.

—Creo que es por el cantante, Owen.

—¿Cómo sabes que canta?

—Entonces sí, es por él —afirmó pausadamente, yo negué—. Ya es famoso el tipo.

—¿En serio? —inquirí.

—Y acabo de comprobar que te importa. No sé que le ves, yo soy más guapo.

—Me importa Calleigh.

—Sigue diciéndote eso.

Dejamos la conversación y nos trasladamos al futuro.

Compartimos nuestro sueño de ir a la universidad, estudiar la carrera de nuestros sueños y más.

Jean se fué a encontrar con sus amigos rebeldes, yo decidí irme al salón, no quiero llegar tarde después del recreo.

Decidí ir por la parte trasera del edificio, al llegar a las escaleras que dan al segundo y tercer piso del edificio, casi choqué con Jack, que venía bajando.

Me toma del brazo.

—¿Qué pasa? —pregunto, viéndolo a los ojos al sentir su tacto.

—Lo mismo te pregunto, ¿Por qué te alejas? ¿Que te hemos hecho?

—Nada —respondí, queriendo sonar tranquila.

—¿Es por Owen, verdad?

—¡Qué les pasa con Owen! A todo el mundo se le ocurre mencionarlo —me miró, sorprendido—. Perdón, no quise gritarte.

Sentí compasión en su mirada. Odio que me vean así. Detallé su rostro y noté un pequeño ematoma en su mejilla izquierda.

—Qué te pasó —pregunté mientras toqué la parte afectada. Hizo una mueca de dolor.

AMANDO EN SILENCIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora