Capítulo 19

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Estábamos todos en los pasillos del instituto, todavía no tocaban el timbre de entrada. Unos caminaban de aquí para allá, otros buscaban sus libros en los casilleros.

Jack venía entrando con la camisa del equipo de voleibol, que raro.

—Buen día —dijo, con poco ánimo.

—Buen día —respondí. Las chicas se le quedaban mirando como siempre —¿Por qué traes eso? —le pregunté.

—Ah, esto —señaló la camisa —ahora soy parte del equipo de voley.

—¿En serio? Desde cuándo.

—Solo me ofrecieron el balón en la clase de educación física y como soy bueno me pidieron que fuera parte del equipo.

—Pero sabes que al equipo también se unió Jean, ¿Cierto?

—Si, ¿Y?

—Que te odia.

—No creo, a demás, ahora es tu amigo, yo soy el que debería tener algo encontra de él, pero no es así, no soy un amigo celoso.

Zanjamos la conversación y nos dirigimos al salón.

Estos días he estado visitando la biblioteca más seguido, ha sido mi lugar seguro. No soporto estar en casa, Grace es demasiado buena y eso me asfixia.

El día que me tocó dormir con ella fué fatal, no solo porque es una desconocida, sino porque duerme mal.

Su papá vino hasta la madrugada y por la tarde trajeron sus cosas, que como imaginarán, las ubicaron en mi cuarto.

Ella se levanta más temprano que yo porque su colegio ahora le queda más lejos.

Lo bueno es que ya puedo dormir sola. Y también no me he encontrado al chico raro del gimnasio. Es como si hubiera desaparecido de la ciudad.

Al salir del instituto me fuí a casa, necesito llegar antes que Grace para darme una ducha con tranquilidad.

Jack se quedó practicando en la cancha, pronto habrá un partido con otra escuela.

...

—Hola —dijo Grace entrando a la casa.

No respondí, pero traté de sonreír. Ninguna decía nada.

Encendí la pantalla para ver una película. La rubia se sentó a mi lado con un vaso de refresco.

—¿Cómo te fué en clases? —me preguntó.

—No tienes que hacer esto.

Otro silencio.

—Voy a cambiarme —dije sin pensar. Me arrepentí de haberlo dicho, no le debo explicaciones a esta chica.

He faltado a la iglesia toda la semana, hoy voy a ir, no tengo ganas, pero es mejor que estar en casa, mi mamá y su pareja están por regresar.

A estos dos les cambian los turnos a cada rato. Algo que he aprendido de ellos es que no quiero ser doctora o enfermera. No quiero estar ausente para mis futuros hijos. Me odiaría si me llegara a convertir en mi madre.

—¿Para dónde vas? —me preguntó Grace al bajar.

—Voy a la iglesia, pero dudo que sepas lo que es.

Me paré en seco después de cerrar la puerta principal. ¿En qué persona me estoy convirtiendo?

Cuando llegué al templo me sorprendí al ver a Jack, tocando la batería, hasta donde yo sé, el toca la guitarra.

—¿Cuándo pensabas decirme que tocabas la batería?

—Cuando era niño lo hacía, dejé de hacerlo hace mucho, pero Simon me obligó a tocar —miró al aludido, que estaba al lado del piano, con auriculares puestos y ausente de nuestra conversación. El templo aún estaba vacío.

—¡Es lo primero que sé de tu niñez! —exclamé con alegría.

—No es nada importante en realidad —se encogió de hombros.

Definitivamente mi amigo oculta muchas cosas. Quiero conocerlo, pero no puedo si no me dice nada.

Se levantó rápidamente del asiento de la batería, pensé que se sentaría en las sillas, pero se fué para afuera. Lo seguí para preguntarle si todo estaba bien. No pude hacerlo porque se metió al baño de varones.

...

Me desperté sobresaltada, estaba sudando. Tenía el cabello todo mojado. Me senté en la cama.

Iba a encender la lamparita, pero ya estaba encendida, Grace estaba sentada en la orilla de mi cama.

—¿Estás bien? —me preguntó, sonaba preocupada.

—Ví una figura. Le disparaba a un hombre. No pude ver bien el rostro de ninguno, pero me dolió ver todo eso. Me sentí triste sin saber por qué.

—Era solo una pesadilla. Duérmete —dijo para irse a su cama.

La miré fijamente.

—Segura que estás bien —volvió a preguntar —si quieres puedo acompañarte.

—Estoy bien.

La verdad, estaba aterrada. Dejé la lámpara encendida porque me dió miedo. No pude conciliar el sueño hasta tarde, después de haberme arrodillado a orar unos minutos, cuando Grace se durmió.

Desde que me levanté hoy en la mañana, con mucho sueño, no dejaba de pensar en esa pesadilla. Para empezar no ví una película de acción, terror o algo así. La que ví después de venir del instituto era infantil.

Después de todo, concluí que Dios usó eso para que orara, tenía tiempo de no hacerlo, y me sentí mal, aún me siento mal porque no es como antes, yo no soy como antes.

Una vez escuché que hay una gran diferencia entre la realidad y la verdad. Yo sé cuál es mi realidad, familiar y espiritual, pero de la verdad, no estoy segura.

Leí en un blog que la mentira que se dice sobre otro, crea un pensamiento real basado en la mentira, que genera sentimientos y que produce acciones reales basados en la mentira. Que la mentira se convierte en verdad para quien la escucha, pero... ¿Qué pasa si la mentira está en tu propia mente? Y ¿Como saber si lo que dice tu mente es verdad o mentira?

AMANDO EN SILENCIO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora