Sucumbiendo al dolor

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Llegué al hotel después de haber discutido con mi padre de sus decisiones absurdas, no tomo a bien mi actitud pero no estaba pensando cómo sus acciones estaban injustificadas.

Me encontré a Charles en el pasillo con unas bolsas de plástico y me acerque a saludarlo.

-¿A donde vas Charles?- parece que lo asuste pues se volteo despacio para ver de dónde venía mi voz.

-¡Ah Max, me asustas! ¿Qué haces tan tarde?-

-Lo mismo digo, ¿Vas a comer frituras en tu habitación?-

-No, le llevo esto a Carlos, se ha sentido mal estos días, dice que posiblemente se intoxicó porque no está acostumbrado a la comida de aquí y me da miedo que fuera por el restaurante al que lo lleve, en fin, le quiero subir el ánimo-

-Esta bien, pero si no te molesta te robaré unas botanas a cambio de mi silencio- metí la mano en una de las bolsas mientras Charles se puso rojo y trato de evitar que metiera la mano e hizo un ademán para evitarlo.

-¡No! ¡Esa bolsa no!- grito y después se tapo la boca pues había sido un grito un poco fuerte, pero fui más rápido que él y saque unas esposas de terciopelo, me asuste y tire el artículo en el pasillo, de inmediato Charles lo alzó y volvió a ingresarlo en la bolsa con la cara toda roja.

-¡Que carajo Charles! ¡Eso no es para alguien enfermo!

-¡Cállate, cállate, cállate!-

-Ahora sí haces honor a tu escudería Charles, el color rojo está en todo tu ser y al parecer en cuanto a cabalgar también. Jajaja-

-¡Basta Max!, recuerda que aquí no podemos ser tan visibles con respecto a "esto".-

-¡Al parecer el que está enfermo eres tú!, ¡¿planeas abusar de tu novio en esa condición?!-

-¡No!, solo es subirle el ánimo con unos pequeños juegos.-

-Honestamente no se que pensar- le dije riendo pues no me había parecido atractivo hacer algo como eso mientras estas enfermo.

-No me digas que nunca has usado algo para... ¡¿En serio?!-

Recordé alguna ocasión en la que me lo propusieron pero aunque no lo parezca soy algo miedoso respecto al asunto. -A comparación tuya no lo necesito- ahora el que estaba rojo como tomate era yo.

-¡No puedo creerlo!- Charles soltaba una carcajada después de haberme dicho eso.

-¿Eso que significa?-

-Por tu actitud creí que eras de los que le gustaba utilizar este tipo de juegos con sus parejas-

-Bien dicen que el león no es como lo pintan-

-Me doy cuenta, bueno, creo que un día cuando estés en confianza puedas usar algo como esto-

Su frase me dio curiosidad y me atreví a preguntarle. -Ya que estamos en esta plática rara, ¿puedo ver toda la bolsa?-

-Son pocas cosas en realidad- dijo mientras me extendía la bolsa ya sin nada de pena, venían las esposas, una venda roja y unas pelotas raras-

-Bueno, espero que te diviertas y que tú novio se reponga pronto, creo que lo vi muy blanco en las prácticas.-

-Si, aguanto bastante para lo enfermo que está, pero es hora de que el enfermero Charles se vaya, nos vemos después.-

Me despedí de Charles riéndome por su último comentario, camine a mi cuarto pensando en el terror que me daba usar esas cosas, pienso que son instrumentos de tortura.

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⏰ Última actualización: May 12 ⏰

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