Había llegado a un punto de inflexión. Mi vida había tomado un giro inesperado. El Mercedes Benz, mi nuevo compañero, era ahora mi mayor orgullo. Ya no era el chico que se arrastraba en el minimarket, entre estanterías y productos baratos. Ahora era el conductor de Uber con un coche que llamaba la atención, un coche que reflejaba el esfuerzo y las noches largas que pasé trabajando para salir de la rutina. Los clientes que me pedían viajes se sorprendían al subir, notando el confort y la elegancia del coche. A veces, me encontraba sonriendo por dentro mientras conducía, pensando en cómo había cambiado mi vida en tan poco tiempo. Los ingresos eran mucho mayores que en mi antiguo trabajo de marketing, y todo parecía estar alineándose de la mejor manera posible.
Las ideas de seguir adelante no se detenían ahí. Había estado hablando sobre abrir una licorería frente a una discoteca, un lugar donde la bebida y la música se fusionaran para crear la atmósfera perfecta para la diversión. Me emocionaba pensar en la gente entrando, riendo, brindando, creando recuerdos mientras la música los envolvía. Podía verlo claramente, como una película en mi mente: mi futuro, mi legado. Y sabía que estaba listo para escribir este nuevo capítulo.
Esa noche, todo parecía ser más especial. Había planeado una cita para Bella que la dejaría sin palabras. La llevé a un restaurante de lujo, ubicado en el último piso del edificio más alto de la ciudad. Las luces de la metrópolis se extendían ante nosotros como un mar de estrellas. Bella estaba deslumbrada, y yo no podía apartar la vista de ella. El camarero nos condujo a una mesa junto a la ventana, y mientras nos sentábamos, el ambiente era perfecto. La ciudad, las luces, la música suave. Todo parecía haber sido diseñado para este momento.
El menú era un desfile de sabores exquisitos: mariscos frescos, cortes de carne perfectamente cocidos, y postres tan decadentes que solo los describiría como pequeños trozos de cielo. Las risas fluían de manera natural, y me sentí profundamente agradecido de estar compartiendo ese momento con ella. Bella me miraba con una sonrisa que me hacía sentir como si todo estuviera en su lugar, como si todo lo que había hecho hasta ese momento hubiera valido la pena.
Cuando llegó el postre, tomé su mano. Me sentía nervioso, aunque sabía que este era el momento. "Bella", comencé, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, "desde que te conocí en aquel minimarket, mi vida ha cambiado por completo. Eres mi sueño hecho realidad, mi compañera de aventuras. Y quiero pasar el resto de mi vida contigo. Bella... ¿te casarías conmigo?"
El restaurante pareció detenerse. Todos los murmullos se desvanecieron mientras mirábamos nuestros ojos. Bella, con los ojos llenos de lágrimas, me sonrió con una mezcla de sorpresa y emoción. "Sí", dijo, su voz temblando ligeramente. "Sí, Andy, me casaré contigo".
Mi corazón se detuvo por un segundo, pero luego estalló en una oleada de felicidad tan intensa que me sentí casi abrumado. Esa noche, cuando regresamos al apartamento, el aire estaba cargado de anticipación. Las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, como estrellas cómplices de nuestro amor. Al entrar, cerramos la puerta detrás de nosotros, y en ese instante todo lo demás desapareció. Nos miramos a los ojos, y en ese breve momento, sentí que todo lo que habíamos pasado, todos los sacrificios, todo el dolor de los años anteriores, finalmente tenía sentido.
Me acerqué a ella, acariciando su rostro con ternura, como si quisiera grabar cada detalle en mi memoria. "¿Estás segura?" pregunté, y Bella asintió sin dudar. No había espacio para dudas entre nosotros. En ese instante, todo lo que necesitábamos era estar juntos.
Nos amamos con una intensidad que jamás había experimentado, como si cada beso, cada caricia, fuera un juramento silencioso de que este amor, este momento, sería eterno. El apartamento se llenó de susurros, de gemidos suaves, y el mundo exterior desapareció por completo. No importaba lo que pasara. Estábamos juntos, y eso lo cambiaba todo.
A la mañana siguiente, el sol se filtraba suavemente por las cortinas, y allí estaba Bella, recostada en mi pecho, su cabello esparcido sobre la almohada. "¿Puedes creerlo?", susurró, su voz cargada de una felicidad pura. "Somos nosotros. Este apartamento. Nuestro amor."
La miré, y sonreí con todo mi ser. "No podría estar más feliz", le dije. La besé en la frente, como si quisiera protegerla para siempre.
Nos levantamos y hablamos de nuestros sueños. Sobre el futuro, sobre la licorería, sobre lo que vendría. Bella tenía tantos proyectos, tantas ideas, y yo la escuchaba con admiración, sintiendo que el mundo entero estaba a nuestros pies. "Eres mi sueño hecho realidad", le dije, y me sentí como si realmente estuviera viviendo en un cuento de hadas. "Y este apartamento, este lugar, es nuestro refugio. Donde construiremos una vida llena de amor y aventuras."
Justo cuando me levanté para tomar un vaso de agua, besándola nuevamente en la mejilla, un extraño sonido comenzó a llenar la habitación. Un zumbido penetrante, como si todo el mundo a nuestro alrededor estuviera temblando. Mis sentidos se agudizaron, y algo dentro de mí se encogió. Bella se levantó rápidamente, su rostro pálido. "¿Qué está pasando?" preguntó, mirando a su alrededor con miedo.
Me levanté, buscando respuestas, pero la televisión estaba apagada y el sonido no cesaba. Las paredes vibraban, y mi mente comenzó a desmoronarse. "¿Qué es esto?" grité, pero Bella no sabía qué decir. Ella solo me miraba, aterrada, mientras el zumbido se intensificaba. El mundo parecía desmoronarse a mi alrededor.
Miré a Bella y su expresión era de agonía. En ese momento, todo lo que había construido, todo lo que había soñado, comenzó a desvanecerse, como si estuviéramos atrapados en una pesadilla.
"Bella..." susurré, y de repente, ya no estaba allí. El sonido se tragó todo, y caí en la oscuridad.
Desperté de golpe, mi cuerpo en tensión. Miré a mi alrededor, confundido, y me di cuenta de que ya no estaba en el apartamento, en ese refugio que había creado con Bella. Estaba de nuevo en mi antiguo apartamento, en la habitación vacía que había dejado atrás. La luz de la ciudad ya no brillaba más allá de las ventanas. Bella, el amor, los sueños… todo había sido un sueño. El sonido que me había despertado era el de mi alarma, marcando las 6am, recordándome que debía regresar a mi miserable vida de siempre.
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LIMERENCIA
Historia Corta**Limerencia** es un término que describe un estado emocional intenso y obsesivo, generalmente asociado con el amor romántico. En la **novela ficticia "Limenercia"**, este concepto cobra vida a través del protagonista, **Andy**, quien se enamora obs...