Andy se despertó empapado en sudor envuelto en sus sabanas ya mojadas. Andy tenía un olor horrible y la cabeza le daba vueltas, el hambre y la sed lo volvían loco. Las lagrimas en sus ojos caían como un desagüe. Su corazón corriendo como un caballo de carreras también estaba roto. Andy miró a su alrededor, inspeccionando su pequeño cuarto desordenado. Todo lo que lograba ver, le recordaba que había vuelto a su vida de mierda.
La alarma no paraba de sonar, así que Andy tomó su celular para apagarla. Cuando encendió la pantalla se encontró con más de 50 llamadas perdidas de su jefe junto con muchos otros mensajes atorrantes.
Andy ¿Donde coño andas? Ya abrí la tienda y no estás aquí.
Joder, Andy. ¿En donde estas metido? Si no respondes en 5min tendrás problemas.
Manda cojones que estoy haciendo tu trabajo para el que YO te estoy pagando.
Andy, me acaba de llegar la mercancía. Necesito que vengas YA para que la ordenes en sus estantes.
Ya mejor no vengas. Ya Contraté a alguien.
Eran las 11 de la mañana y la alarma llevaba sonando desde las 6. La droga le había caído tan fuerte que no podía despertar.
O tal vez era porque no quería hacerlo.
Andy se alistó lo más rapido que pudo y salió corriendo hacia el minimarket sin siquiera darse una ducha rápida. Cuando llegó, vio a un muchacho de unos 18 años en su puesto, el señor Rodríguez ni siquiera quiso mirarlo.
‐ Disculpe jefe, tuve unos problemas y no pude venir a tiempo - Intento excusarse.
El señor Rodríguez se limitó a ignorarlo. Estaba concentrado haciendo inventario.
- Por favor, señor - Siguió insistente - Necesito el trabajo. Le prometo que no volverá a pasar.
En ese momento el señor Rodriguez por fin lo miró, aunque con una mirada de mucha seriedad sin una pizca de expresión.
- Hueles horrible. Tienes ojeras y muy mala pinta. Seguro amaneciste ebrio o yo que sé. Si en verdad necesitas el trabajo entonces lo hubieras pensado mejor antes de hacer una estupidez. En este trabajo no necesito personas como tú. Necesito personas responsables - Le respondió el señor con desprecio y le dio la espalda. Pero se detuvo para luego devolverse hacia Andy - ¿Sabes qué? Es la mejor oportunidad para deshacerme de ti. No tienes ni una sola gota de personalidad ni emoción. Me espantas a los clientes - El señor Rodríguez señala con su dedo la puerta - Largate. El viernes puedes venir a buscar tu liquidación, de resto, no quiero que vuelvas más por aquí.
Sin poder decir más nada, Andy se retiró de aquel sitio dónde claramente nunca fue bienvenido. Llegó a su casa, de comió unas papitas pringles como almuerzo y se acostó a dormir otra vez, tratando de olvidarse de todo lo ocurrido, y esperando volver a caer en aquel sueño donde lo esperaba su esposa, donde todo era perfecto, así, pasaron las horas hasta el anochecer.
El aire frío de la noche se cuela por las rendijas de la ventana, acariciando su piel como un recordatorio constante de su soledad. La habitación está sumida en la penumbra, y el reloj en la mesita de noche marca las tres de la madrugada. No puede dormir. No quiere dormir.
El despido del minimarket fue como un golpe en el estómago. Se lo esperaba desde hace un tiempo, sí, pero eso no hace que duela menos. El jefe, con su sonrisa falsa y sus palabras hirientes, le arrojó a la calle como si fuera un trasto viejo. "No tienes ni una pizca de personalidad ni emoción", dijo. Como si él le pagara por ser carismatico.
Andy cierra los ojos y se hundo en la almohada. "¿Qué hice mal? ¿Por qué me odiaba tanto? ¿Por qué no pude mantener mi puesto?" Las preguntas danzan en su mente, como fantasmas que se niegan a descansar. "No quiero pensar en eso ahora. No puedo."
ESTÁS LEYENDO
LIMERENCIA
Short Story**Limerencia** es un término que describe un estado emocional intenso y obsesivo, generalmente asociado con el amor romántico. En la **novela ficticia "Limenercia"**, este concepto cobra vida a través del protagonista, **Andy**, quien se enamora obs...