Jeongyeon, una chica llena de mil problemas, finalmente conoce a su alma gemela. Pero confesarse no será tan fácil, especialmente porque se trata de su mejor amiga heterosexual; y luego... Jeongyeon no puede distinguir el amor de la amistad. Sólo es...
Las primeras 400 palabras las escribí ahora a las once y media de la noche, después de un largo día, perdóname si hay errores <3
Jeongyeon se alejó avergonzada. Nayeon se alejó de Minhyuk y lo miró a los ojos.
-Te lo haré saber pronto, ¿vale?- preguntó ella, acariciando su mejilla.
El pobre chico sonrió, porque no pudo evitar hacerlo cuando se encontraba frente a esa chica.
Jeongyeon, mientras tanto, caminaba por las calles de Busan, dirigiéndose a la parada de autobús. Ya era tarde, demasiado tarde. Así como había tardado en recuperar la amistad con Seulgi, pero ahí no había sido culpa suya, como con Joy, pero con esta última las cosas fueron diferentes. Ella y Joy se habían querido (como amigas), a pesar de que ella había creado más problemas en la vida de Jeongyeon que Seulgi. ¿Pero fue realmente así? Jeongyeon y Joy habían lidiado con los problemas, Seulgi estaba convencida de que no existían. Por eso no hablé de Joy en el libro. Ella y Joy realmente se querían (como amigas) y fue en ese período que Jeongyeon se dio cuenta de que, a pesar de las mil similitudes entre Seulgi y Joy, había algo que no tenían en común: Joy había sido su mejor amiga, su amistad con Seulgi sólo fue el producto de una caricatura ideal que Jeongyeon había construido para ella misma. Y quién sabe... Tal vez hubiera terminado así con Nayeon también.
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Pasaron los días y las dos amigas no se escribieron. Nayeon pasó su tiempo enviando mensajes de texto a Minhyuk pero con cada timbre de su teléfono celular esperaba que el remitente fuera otra persona.
"¿Y si dijera que no?" le había preguntado a Jihyo, pero esta última no entendía por qué debería hacerlo. Después de todo, no se trataba de casarse de inmediato.
Y Nayeon estuvo de acuerdo con ella, aunque no era la presión la que la detenía.
Y finalmente esa tarde tomó su celular e hizo esa llamada. Su amiga apareció frente a su casa y las dos se sonrieron como si acabaran de resolver una discusión. Tal vez era sólo sus almas las que había estado inquietas durante mucho tiempo.
-Necesito saber algo, Jeong.- Se dio la vuelta. -¿Qué pensarías si dijera que sí?
-No soy yo quien tiene que decidir.
-Sí pero... ¿Qué pensarías?
-¿Qué debería pensar? Que lo ames, que él te ame, ¿qué daño hay?
Nayeon se mordió el labio inferior y Jeongyeon sintió ese hormigueo dentro de su estómago. ¿Las llamadas mariposas?
-Si fuera simple...
-¿Qué es lo que te preocupa?
Jeongyeon simplemente no entendió. No quería hacerse ilusiones y era imposible agradarle a alguien.
-Por favor dime qué hacer.
-Pero no puedo decidir por ti.
-Solo un consejo. ¿Qué me aconsejarías que hiciera?
