Capítulo 4

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Poco a poco fui abriendo mis ojos. Mi cabeza me dolía mucho, pero eso no evitaba  que no recordara lo que me había pasado. Rápidamente me levanté y observé mi alrededor. Me encontraba en una especie de alcoba con decorados dorados. Entonces vi una ventana, por la cual no dudé en asomarme. Quedé maravillada ante todo aquel paisaje que se cernía sobre aquella extraña tierra en la que me encontraba. Parecía un paisaje subrrealista, sacado de algún cuento de fantasía.

En aquel momento recordé. Aquel hombre llamado Frandal que aseguraba conocerme y su insistencia en llevarme a Asgard, mundo de Thor. No podía ser verdad, no podía estar en Asgard.

 Me sorprendió que entonces alguien llamara a la puerta. Fui y la abrí temerosa de quien podría ser. Era Frandal, aunque esta vez venía acompañado de dos hombres que parecían ser guerreros.

--Aria, acompáñame. Odín quiere verte.--dijo amablemente.

No sabía quien era Odín. Pero tampoco lo pregunté, ni eso ni las otras tantas preguntas que no dejaban de dar choques en mi cabeza. En su lugar, decidí seguir al supuesto Frandal qué empezó a guiarme por aquellos asombrosos pasillos. Hasta que llegamos a una gigantesca puerta de oro, con grande ornamentación de lo que parecía ser mármol e incluso pequeñas florituras en forma de diamante.

--Ya podés marcharos.--le dijo Frandal a los guerreros, los cuales no tardaron en irse.

Llamó tres veces a la puerta y la empujó hacia dentro para poder entrar en aquel enorme salón que tanto me impresionaba. En el fondo de este, se encontraba un gran trono dorado de un tamaño exagerado con una silueta de pelo canoso sentado en él. ¿Sería ese Odín?

--Mi Rey, le traigo a Aria.--dijo haciendo una reverencia a la vez que me señalaba.

Aquel hombre me recorrió con la vista con un gesto de desaprobación. ¿Por que me miraba así? Llegaba a molestarme bastante.

--Mi Rey, espero que pueda comprender que no le haga una reverencia. Ahora mismo la señorita Aria no recuerda absolutamente nada.--dijo con una sonrisa tonta.

--¿Qué no recuerda nada? ¿Qué es lo que ha pasado?--preguntó tomando interés en mi persona.

--Verá, hubo un problema con Heimdall y no la mandó al reino de Muspelheim, sino al de Midgard, haciendo que perdiese la memoria de todo su pasado en Asgard y en Alfheim.

--¡¿Quééé?!--preguntó Odín levantándose del trono.

--Heimdall pide sus más sinceras disculpas. No sabe lo que pasó. Consiguió verla no hace más de dos semanas. Pero piense. Una alianza con Midgard podría ser aún mejor. Tal vez con retrasar la boda un poco...--intentó decir Frandal.

--¡Bajo mi cadáver! Esta joven se casará con Thor dos semanas después de su coronación. Es el destino.--dijo enfurecido.--Aunque, ahora que lo pienso--continuó relajándose un poco más-- una alianza con Midgard nos vendría mucho mejor. Han evolucionado bastante y nunca llegué al fiarme del reino de Muspelheim.--dijo acariciándose la barbilla.

--¿Perdón?--dije haciéndome notar en aquella conversación.-- Me voy a casar en menos de un mes. Estoy prometida.--dije enseñando el aniño de compromiso que me regaló Steve.--así que por favor no hagáis planes para mi.

--Calla Misgardiana. A partir de ahora estás comprometida con mi hijo Thor. Y no hay discusión.--se impuso fijando una desafiante mirada que hacía que me tragase mis palabras.

--¿Y qué le hace pensar que me casaría con su hijo?--pregunté intentando sonar confidente.

--Vaya, parece que la falsa mortal es más valiente de lo que yo pensaba. ¿Amas mucho a tu prometido misgardiano, no?

Aún no tenía un concepto de lo que era ser misgardiano, pero me lo podía imaginar. Asentí, dándole a entender que Steve era lo que más amaba en este mundo, ya que era lo único que tenía.

--Pues, niña. Si lo amas tanto deberás casarte con mi hijo. Porque, si no lo haces, me encargaré de que tu hombre no vuelva a verte jamás. Más bien tu no lo volverás a ver.

Entonces extendió su mano, haciendo aparecer una nube de humo opaca, en la que pude ver a Steve. Estaba dando vueltas de un lado para otro en lo que parecían unas oficinas. A su vez, su rostro mostraba preocupación. ¿Se habría dado cuenta de lo que me había pasado? Pero presté aún más atención en cuanto vi como  un hombre se acercaba lentamente hacia a él, sin que se diera cuenta. Aquel hombre vestía exactamente las mismas ropas que los guerreros que me habían escoltado poco a poco. Solo que este, empuñaba una espada hacia Steve.

--¡No! ¡No le hagáis daño!--grité horrorizada al imaginarme a Steve desplomado en el suelo.

Odín lanzó una sonrisa de triunfo.

--Puedes parar.--dijo, y el hombre que empuñaba la espada salió igual de silencioso que vino. La nube de humo desapareció.-- Y bien Aria, ¿qué vas a hacer?

--Me casaré con su hijo.--contesté derrotada.

Eres mía (Loki Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora