Capítulo #3

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Tierra 3

Ubicación actual;
Washington DC

MIA

Definitivamente subirme a un avión comercial no fue buena idea. Niños llorando, adultos quejándose por el espacio pequeño entre cada asiento y algunas azafatas malhumoradas, fue lo que tuve que soportar durante las horas de vuelo de Londres a Estados Unidos.

—Esta de locos ser los hijos de Pamela Volkova y Oliver Queen. Y que absolutamente nadie lo sepa —comente una vez que William me dijo pasar al departamento que sería mío durante las dos semanas siguientes antes de ir a la ubicación del D.E.S.U.

—Lo sé.

El silencio reinó en aquel departamento y se que no soy la única al darme cuenta que después de más de 20 años mamá nos había dejado solos.

Se sentía extraño no escucharla andar por la casa. Era tan raro saber que ella está con nosotros pero no físicamente. Aquel sentimiento de soledad me invadió y por primera vez me sentí como ella durante la mayor parte de su vida.

—William ¿Crees que aún tengan la máquina que usaron para regresar al pasado?

—No lo creo ¿Por qué preguntas?

—Si existe, ¿Aún habrá la posibilidad de regresar?

—¿Para qué?

—¡Para encontrar a Papá! —dije con obviedad—. Imagínate verlo y hablar con él.

—No Mía. Si regresas al pasado puedes ocasionar muchas cosas que no deben pasar.

—Solo estoy bromeando...

—No sabemos cómo van las líneas del tiempo y si afectamos algo podría ser muy malo.

—¡William! —dije al ver su expresión—. Te pareces al Doc. Brown de Volver al futuro.

—Bueno, mamá dijo que ella cree en los multiversos así que mejor dejemos lo así.

—No sé qué tiene que ver una cosa con la otra. Pero definitivamente no dejaré que vuelvan a ver esa trilogía.

—Por favor Mía —replicó molesto—. Si viajas al pasado o algún universo fuera de este, se podría ocasionar un evento no destinado.

—Ya entendí —dije levantando las manos en señal de rendida—. Aunque sería lindo ver a papá como el héroe que mamá dice que es.

—Si, sería lindo.

Lo poco que sé de papá es por William, la tía Sara y Laurel, sin embargo de mamá se muy poco, no le gusta hablar mucho de él y si lo hace siempre termina con los ojos cubiertos de lágrimas pero no las derrama.

Es como si siempre quisiera ser fuerte.

—Mia —me gritó William a la mañana siguiente—. Si no te levantes en 5 minutos me voy.

Habíamos quedado de ir y a comprar comida, ropa, entre otras cosas.
Además de que usaría el programa que me dara una cara nueva.

Mientras me visto no dejo de pensar. Porque la necesidad de que estemos 6 meses sin hablar con nuestras familias, y aunque a nosotros nos ayuda hasta cierto punto. No dejo de pensar si mamá no entrara en pánico al no saber de nosotros.

Pero luego recuerdo que es Pamela Volkova y se me pasa.

"La mujer más peligrosa del mundo" así la catalogó Amanda Waller en su expediente.

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