Clase de Pociones

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POV Alya

Viernes, podría ser un día normal, pero para mí era muy especial, empezando por el hecho de que al fin logré llegar al gran comedor sin necesitar de las instrucciones de mi libreta y parece que Harry, Ron y Hermione también porque lograron llegar temprano y sin discusiones entre la castaña y el pelirrojo, algo que parecía común entre los dos. 

"Se debe acercar el fin del mundo"

Durante el desayuno llegó Hedwig con un paquete de galletas de parte de mi mamá y un paquete parecido le llegó a Harry. 

"Siiiiiii, son mis galletas favoritas. Cuanto me hacían falta. La comida aquí en Hogwarts es deliciosa, pero extrañé mucho la cocina de mamá"

Otro detalle que volvía especial este día es que podré compartir dos horas de clase con mi trio favorito.

Oí que las casas de Slytherin y Gryffindor tienen tantos conflictos que intentan mantenerlos alejados lo máximo posible, por eso resultaba raro encontrar a leones y serpientes compartir una clase, pero ese no era el caso de hoy.

"Será divertido preparar pociones, cocinar es de mis cosas favoritas... aunque por precaución, será mejor no probar las pociones cuando las esté preparando"

El salón de pociones resultó espeluznante, intentaba acostumbrarme al frío de las mazmorras pero esa sensación helada volvía más terrorífica la experiencia de los estantes repletos de envases de vidrio donde flotaban criaturas que no podía identificar completamente.

-Ni la casa del terror de la feria me espantaba tanto como este lugar- le susurré a Harry

Al aula entró el Profesor Snape, mi jefe de casa, un hombre alto y ridículamente serio que siempre viste de negro. Su sola presencia fue capaz de silenciarnos a todos. Algo en lo que todas las casas estaban de acuerdo era en que jamás había que molestar al profesor Snape. La clase comenzó con el pase de lista pero se detuvo al llegar el turno de Harry.

-Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad.

"Y aquí vamos de nuevo... Ya todos sabemos que es famoso, no necesitamos tanto recordatorio"

Malfoy, Crabbe y Goyle se rieron. Yo solo presentí que habrá problemas, nadie haría esas pausas si no pasara nada grave o planeará algo grave. El profesor continuó con la lista.

-Están aquí para aprender la sutil ciencia y exacto arte de hacer pociones- comenzó. Hablaba casi en susurros pero todos prestábamos atención- Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudarán que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Hermione y yo nos volteamos a ver, ambas queríamos demostrar que no somos alcornoques.

- ¡Potter! - dijo de pronto Snape- ¿Qué obtendré si añado polvo de raíz de asfódelo a una infusión de ajenjo?

"Santo Dios, un examen sorpresa... no estoy preparada"

Harry tenía cara de absoluta confusión, no lo culpo, la respuesta viene en una de las últimas pociones del libro, yo leí un poco gracias a mi insomnio, pero a parte de mí solo Hermione parecía haber leído el libro y animadamente levantó la mano.

-No lo sé, señor.

El profesor de pociones puso una mueca burlesca, algo que me molestó ver.

-Es evidente que la fama no lo es todo- comentó el adulto ignorando la mano de Hermione.

Alya Blythe y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora