El primer amigo

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POV narrador.

En un colegio en Surrey, una madre y su hija se encuentran en la entrada. La mayor sostenía la mano de su pequeña de 6 años, intentando darle ánimos para entrar.

-No te preocupes, cariño- dijo la mujer tras agacharse y acariciar el cabello oscuro y ondulado de su hija -. Te va a gustar estar aquí, podrás hacer amigos y aprender varias cosas.

- ¿tú crees? - dijo tímidamente la menor –. ¿Y si no les agrado? ¿o piensan que soy muy tonta?

-Eso no pasará, ¿sabes por qué? - la niña negó con la cabeza -. Porque eres una niña maravillosa y muy lista, y si alguien se atreve a decirte o hacerte algo ellos son los tontos.

La pequeña dio una ligera risa y se dispuso a entrar a su nueva escuela.

- Alya - detuvo su madre -. Toma esto- le entregó una caja plástica con diseño de estrellas-. Los dulces siempre ayudan a hacer amigos – la señora se despidió de su hija y la vio entrar más decidida a la institución.

Alya encontró que el patio estaba lleno de niños corriendo en todas direcciones, se dispuso a caminar e intentar hablar con alguien cuando fue derribada por una gran bola de carne.

- ¡Quítate fea! No ves que yo estaba corriendo- soltó el niño rubio y gordo que chocó con ella.

- ¡Déjala, Duds! - se interpuso un chico muy delgado y bajito de cabello azabache desordenado.

- ¡Tú no te metas! - El rubio empujó con fuerza al pobre pelinegro, quien cayó cerca de la niña y terminó sin los lentes que cubrían sus ojos verdes.

Llegaron más niños al lugar, Alya pensó que podrían ayudarla, pero la sonrisa cómplice que le dieron al niño más gordo le demostró que solo eran ella y el niño más flacucho, quien intentaba de encontrar sus lentes,  contra la pandilla de 5.

El azabache se levantó aun sin sus lentes y entrecerrando sus ojos intentó hacerles frente a todos los presentes. Alya también se levantó y logró ubicar a un maestro no muy lejos de ahí.

¿Por qué el profesor no interfería? Estaba muy distraído intentando espiar a otra maestra desde la distancia.

-Vete ya, Dudley

- ¿O qué? -

- O yo...

- ¡AAAAAAAAAAH! - la pelinegra se tiró al suelo y sujeto a su compañero para llevarlo con ella.

La niña dio el grito más fuerte que pudo, logrando que el profesor corriera hacia ellos alarmado y preguntado qué pasó, la banda de bravucones se deshizo casi igual de rápido, dejando al gordito atrás. La escena era muy clara, una pequeña que no dejaba de llorar, mientras se abrazaba del chico que intentaba consolarla mientras hacía viscos, mientras un compañero observaba con pánico al profesor.

-¿Qué pasó aquí?- preguntó el adulto.

-Y-yo solo quería... quería com-partir de m-mis galletas- gimoteaba la niña mientras seguía abrazada- pero él las quería todas... y me pegó... y empujo ... y...- el llanto no la dejo continuar.

El adulto no necesito de más explicaciones, todos los profesores conocían lo glotón que era el joven Dursley y su problema para compartir, por lo que tomó al infante y se lo llevó entre gritos y reclamos.

- ¿te encuentras bien? - preguntó preocupado el valiente compañero que la socorrió.

- Sí – la niña le dio una enorme sonrisa mientras se secaba las lágrimas de cocodrilo.

Para su joven salvador quedó claro que fue una actuación, una muy convincente. Algo que le recordó a su primo que en ocasiones hacía algo similar, pero ver que el mismo truco fue lo que metió a Dudley en problemas y sin arrastrarlo a él le dio alegría. Devolvió la sonrisa.

-Me llamo Alya- la chica extendió una mano donde estaban los lentes, justo después de terminar de quitarse las lágrimas, mostrando unos ojos grises muy bonitos.

- Soy Harry, Harry Potter-






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Bueno, ese fue el primer capítulo, espero les haya gustado.

Alya Blythe y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora