El misterio del tercer piso

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POV Alya

Después de la clase de vuelo no tenía suficiente ánimo para cenar, pero si mi madre supiera que me salté una comida me regañaría sin importar si estoy en un colegio mágico o muggle.

Llegué al Gran Comedor y vi con alivio que Harry se encontraba en su mesa, charlando animadamente con Ron y los gemelos, mientras que Hermione tenía una expresión seria, pero no tan seria para considerar que había un problema. Más bien, parecía que Harry logró salirse con la suya. Fuera bueno o malo, al menos seguiría en Hogwarts. Me senté a comer con ánimos renovados.

La paz volvió el tiempo suficiente para la cena pero no para el postre. Draco también notó que Harry estaba demasiado contento para lo que había ocurrido y decidió arreglarlo. No duró mucho tiempo ahí, pero parece que logró su cometido. Bastó con unos minutos de charla para que después el trio comenzara a discutir.

"Este baboso, ¿acaso no puede dejar a uno disfrutar la vida?"

Al terminar la cena me acerqué a Hermione que parecía la más afectada.

-Alya, Harry y Ron quieren tener un duelo con Malfoy. tienes que decirles que es una mala idea.

- A ver, a ver ¿De qué me perdí?

-No es nada, Alya- contestó Harry.

"Ni is nidi, Ilyi. Para que Hermione esté preocupada luego de una charla con el rubio oxigenado claramente es que pasó algo"

-Van a saltarse el toque de queda. Harán que les quiten puntos.

¿Un duelo de magia? Pero si apenas y hemos visto algunos hechizos, por más conocedor que sea Draco, dudo que él sepa más ataques mágicos que nosotros. Con qué podría atacarlo ¿transformando cerillas en agujas? Aunque no suena tan mala idea.

-No creo que Draco realmente quiera combatir. Presume más de lo que sabe. Es más probable que intente engañarlos- les digo.

-Tú compañero serpiente vino a retar a Harry a un duelo de magia a la media noche, si el no piensa asistir es problema de él, pero si nosotros no vamos y el sí quedaremos como cobardes – dijo el pecoso con un tono de voz que no me gustó para nada.

No logré que ninguno de los chicos entrara en razón. Solo me gané un disgusto con lo terco que suele ser Harry.

De camino a mi sala común escuché a Malfoy hablando con el señor Filch.

-No dejaré que nadie haga travesuras en la sala de trofeos- gruño el mayor.

"Bueno, yo se los advertí"

Medianoche, era medianoche y estaba deambulando en los pasillos del castillo para evitar que mis idiotas amigos se metieran en más problemas. El insomnio y la preocupación no me dejaban tranquila y ahora estaba dando vueltas intentando llegar a la sala de trofeos antes que Filch.

-Se está retrasando- escuche a Ron mientras abría lentamente la puerta hacia el salón-. Esperen, escucho algo.

-Tienen que salir de aquí- hablé en voz baja- ¿Neville? ¿Hermione? ¿por qué están ustedes aquí?

- ¿Por qué estas tú aquí? - preguntó Ron- ¿acaso es una especie de trampa Slytherin?

-La trampa era que los atrapara Filch, yo vine a advertirles- contesté ignorando el enfado por la pregunta -. Será mejor que se vayan, escuché ruido cerca de aquí.

Parece que Ron iba a protestar, pero en eso escuchamos al señor Filch hablando con su gata. Sin mucha planificación seguimos a Harry lo más silenciosamente posible, al menos esa era la intención, porque al escuchar los susurros de Filch y ver como abría la puerta salimos corriendo y Neville tiró una armadura. No sabría decir si corrimos o volamos. Atravesamos varias puertas y pasillos hasta llegar a perder al conserje.

Luego de una carrera que nos dejó sin aliento y un encuentro desagradable con Peeves, quedamos atorados por una puerta con cerrojo. Ron había comenzado a entrar en pánico cuando no lograba mover la puerta.

-oh, muévete- ordenó Hermione. Tomó su varia y golpeo la cerradura al susurrar- ¡Allohomora!

El pestillo hizo clic, la puerta se abrió y todos entramos. Oímos a Filch pasar cerca de donde estábamos, pero por fortuna no entró, tal vez pensó que la puerta seguía cerrada.

"Cuanto amo la inteligencia de Hermione"

Tanta fue nuestra prisa por escapar de Filch que no nos fijamos hacia dónde corríamos. Directamente al pasillo prohibido del tercer piso. Al darnos la vuelta entendimos porqué estaba prohibido.

Frente a nosotros se encontraba un perro monstruoso, tan alto que apenas cabía en la habitación. Un perro normal podía ser aterrador, pero este no era uno normal, tenía tres enormes cabezas, todas con ojos brillantes y hocicos llenos de filosos colmillos. Parece que lo sorprendimos lo suficiente para que tardara en atacarnos, pero la sorpresa no le duró mucho. El perro se abalanzó.

Jamás había tenido tanto miedo como ahora. Harry tuvo que arrastrarme por los pasillos hasta que me recompuse lo suficiente para correr por mi cuenta, soltando ocasionales lágrimas de miedo. Lo último que vi fue una trampilla entre las patas del animal.

Cuando logré pensar con claridad ya estábamos frente a un retrato con lo que parecía una cantante de ópera.

- ¿Dónde se metieron? - preguntó el retrato de la mujer- ¿por qué traen a alguien de otra casa?

-no importa... "hocico de cerdo, hocico de cerdo"- por un momento pensé que estaba insultando al retrato, pero luego me di cuenta de que era la contraseña.

-Yo... será mejor que regrese a mi sala común- dije soltando a Harry y volteando para que no se viera tanto mi expresión. Aún seguía nerviosa por lo del perro.

Tardé en llegar a las mazmorras, en parte porque quería evitar que me atraparan y otra porque mis piernas no podían para más. Llegué a mi habitación, intenté dormirme pero no lo logré, así que me puse a escribir en mi libreta lo que había pasado, tal vez así lograría calmarme lo suficiente para dormir.





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Hello

Una vez más aquí.

Si se preguntan por qué nuestra protagonista le tiene tanta fobia a los perros, la respuesta se resume en Marge Dursley, la tía de Dudley amante de los perros.

En una ocasión, en Privet Drive, Marge fue a visitar a su hermano Vernon en compañía de 2 de sus feroces mascotas. Cuando Alya fue a visitar a Harry, los perros la atacaron, la niña tenía 7 años.

Alya Blythe y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora