Lección de vuelo

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POV Alya

- ¡Es una verdadera lástima que los de primer año no podamos jugar Quidditch! - se quejó por enésima vez Draco. Muchos en la mesa del gran Comedor asintieron-. Les demostraría lo increíblemente bueno que soy en la escoba.

"¿Podría alguien, por favor, lanzarle un hechizo insonorizador? lleva desde el Lunes diciendo el mismo comentario. ¡Ya entendimos que sabes volar en escoba!"

Desde que anunciaron en la sala común que tendremos clases de vuelo es siempre lo mismo, Draco o Blaise se la pasan hablando de quidditch y contando historias demasiado irreales sobre vuelos en escoba. Parece que la mayoría de los nacidos en familias mágicas tienen un afín a volar, y a presumir a los demás que saben volar. Intentó no prestarles tanta atención, pero hoy es nuestra primera lección de vuelo y temo hacer el ridículo, suficiente con la forma en que me miran esperando que falle una respuesta en clase como para agregar una humillación pública.

Llega la correspondencia justo a tiempo, Draco toma sus dulces semanales y se retira. Yo tomó una carta que me trajo Hedwig de mi mamá donde me desea suerte en la clase de vuelo y me manda una manzana acaramelada.

Al terminar de leer volteo a la mesa de Gryffindor y veo como Draco sale regañado por la profesora McGonagall. Parece que intentó molestar a Neville y no le salió.

Llegó la tarde y con ello la clase de vuelo. Todos los Slytherin llegamos temprano y nos formamos cada uno cerca de una de las 20 escobas del lugar.

"Así que volaremos en... estas cosas"

- ¿no podían darnos escobas más bonitas? - comentó mi compañera Pansy

Por primera ocasión estaba de acuerdo con ella. Días antes pregunté un poco y escuché que estas viejas escobas a veces se inclinaban más a la izquierda o vibraban demasiado, algunos no se ven afectados por esto, pero según Hermione y el libro de Quidditch a través de los tiempos el estado óptimo de la escoba garantiza un mejor vuelo.

Los Gryffindor llegaron y la profesora Hooch hizo su aparición. Madame Hooch tenía el pelo corto y canoso y ojos amarillos como los de un halcón.

-Bueno, ¿a qué están esperando? Cada uno al lado de una escoba- todos lo hicimos- Extiendan la mano sobre la escoba y digan arriba

- ¡Arriba! - gritamos todos.

Asombrosamente, Harry y yo lo logramos al primer intento. Fuimos de los pocos que lo lograron, junto con Malfoy.

Cuando todos lo logramos, la profesora nos enseñó la forma correcta de montarse. Fue gracioso ver como Draco voló mal toda su vida. La señora Hooch dio la instrucción de golpear el suelo para volar al sonar su silbato. Me preparé mentalmente para hacerlo, pero la atención de todos se desvío cuando vimos una escoba subir antes de tiempo.

Por más que nuestra instructora grito no consiguió que Longbottom volviera a tierra. El chico voló sin control y solo se pudo apreciar el terror en sus cara y los gritos ahogados que soltó antes de chocar con un muro del castillo. La profesora corrió hasta él.

-No se muevan mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejen las escobas donde están o estarán fuera de Hogwarts más rápido de lo que tardan en decir quidditch.

El niño tenía la cara llena de lágrimas y se sujetaba la muñeca, cojeando al lado de la señora Hooch. Con miedo deje la escoba en el suelo. El golpe se vio horrible desde mi perspectiva.

- ¿vieron su cara? - Draco estalló en carcajadas junto con otros compañeros de mi casa.

- ¡Cierra la boca, Malfoy! - dijo una chica de Gryffindor, Parvati, creo que se llama.

-Oh, ¿das la cara por Longbottom? - dijo mi compañera Pansy-. Nunca pensé que podían gustarte los gorditos llorones, Parvati.

Lentamente me comencé a alejar. Claro que consideraba feo todo lo que estaban diciendo, pero empezar una pelea no entraba en mis opciones, al menos no hoy. Me acerqué a Hermione, ella probablemente pensaba igual.

- ¡Miren! - dijo Draco, agachándose para tomar algo del suelo-. Es esa tontería que le mandó la abuela a Longbottom- levantó una especie de pelotita transparente.

-Dámela, Malfoy- dijo Harry con calma. Todos le pusieron atención. Incluyéndome.

-No, creo que voy a dejarla en algún sitio para que Longbottom la busque.

- ¡Dámela! - rugió Harry, pero Malfoy subió a su escoba y comenzó a volar.

- ¡Ven a buscarla, Potter! - Harry tomó su escoba.

- ¡No! - gritó Hermione-. La señora Hooch ha dicho que no nos moviéramos. Vas a meterte en problemas.

Harry no escuchó lo que la castaña dijo, era algo que ya esperaba. Conocía lo suficientemente bien a mi amigo para saber que no permitiría que Draco se saliera con la suya. En cierto punto era una de las cosas que más me agradaban de él.

Lo que no esperaba era que fuera tan bueno volando. Draco había volado toda su vida era lógico que volara bien, pero esta era la primera vez de Harry y sin dudas estaba logrando maniobras dignas de un partido de Quidditch. Se escuchaban exclamaciones de todo tipo, todos salvo Hermione estaban emocionados. Yo me arrepentía de no traer palomitas.

Hubo un momento en el que Draco y Harry se detuvieron a hablar y luego cada uno fue por rutas diferentes, Malfoy volvió a tierra firme mientras Harry volaba a toda velocidad, parecía que en cualquier momento se estrellaría contra el suelo, pero logró enderezar su escoba en el último momento y con el brazo elevado en señal de victoria tenía la recordadora. Aplaudí de la emoción.

- ¡HARRY POTTER! - grito la profesora McGonagall, sus gafas centellando de furia- Nunca... en todos mis años en Hogwarts... - la profesora llegó hasta Harry, y el temblaba muy ligeramente de miedo.

Intentamos decirle a la subdirectora que Harry no tenía del todo la culpa, pero no prestó atención. Le entregó la recordadora a Hermione y con tristeza vi cómo se llevaba a mi mejor amigo por los corredores. Los demás chicos de Gryffindor estaban preocupados por su compañero, los Slytherin se burlaban, especialmente Malfoy y sus guardaespaldas descerebrados.

La maestra volvió poco después y nos puso a practicar a una distancia de un metro del suelo. Tenía tanto coraje que apenas noté si realmente logré el ejercicio. Solo podía pensar en cómo vengarme del rubio idiota sin que fuera muy evidente.





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Holis

Detalles curiosos.

Alya siente una fascinación por volar, aunque le da miedo caer y lastimarse desde una gran altura, aún así, cuando logra estar en la escoba, momentáneamente olvida su temor.

Alya Blythe y la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora