¡★! extra two

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Missa se encontraba entretenido mirando una novela en la comodidad de su sofá, absorto en su trama, casi sintiendo lo que la protagonista sentía, la felicidad luego de que después de tantos capítulos se estuvieran dando su primer beso, recordó brevemente como Philza lo había invitado a comer comida tailandesa en su cuarta cita, el ambiente se volvió caluroso de pronto, suspiro encantado con la escena que se reproducía en su televisor intentando sacar de su cabeza los pensamientos de aquel día junto a su esposo, no era el momento.

Pero todo esto quedó en un segundo plano cuando su hijo y su esposo entraron por la puerta principal de su dulce hogar, el menor dejó su bolso a un lado de la puerta, apenas saludándolo cuando pasó por su lado, dirigiéndose directamente a su habitación; el instinto omega de Missa empezó a volverse loco al percibir algo distinto en el comportamiento de su cachorro.

Se levantó de su cómodo lugar caminando hacia el alfa que terminaba de quitar sus zapatos, esta le dirigió una mirada acompañada de una sonrisa luego de notar el aroma de Missa, al parecer este estuvo pensando algunas cosas de las que no hablarían en voz alta pero podía reconocer de olor donde fuera, el omega al notarlo golpeó su hombro porque el también conocía mucho de su esposo y sabía lo que quería transmitir con esa sonrisita descarada.

―No digas nada al respecto, no es momento― advirtió el menor con sus mejillas encendidas ―¿Paso algo con Chayanne?

El mayor rió, su omega se avergonzaba demasiado rápido, pero no incomodaria tan temprano con el tema.

―No lo sé, estuvo callado todo el camino― respondió este.

Missa asintió, su instinto no podía equivocarse.

―Hablaré con el ahora, creo que algo no anda bien.

―¿Y lo veras oliendo así?― se burlo Philza, recibiendo una mirada para nada amigable del omega, lo tomó entonces abrazándolo por la cintura restregando su cabeza en el cuello del menor.

El chico se sorprendió ante aquella repentina acción pero no se quejo, a veces le gustaba tener el aroma del mayor sobre el pero no se lo diría en voz alta, se negaba a contribuir con su ego.

―Ya, ya alfa tonto, primero el cachorro― lo alejo de el escuchando como se quejaba pero no le importó y se dio la vuelta.

Camino por el pasillo de su casa hasta llegar y pararse frente a la puerta de su hijo, sin tocar antes abrió la puerta, encontrándose apenas con un bulto de sábanas en la cama, sus zapatos estaban allí tirados a pesar de que el había dejado claro que los zapatos iban en la entrada, entonces debe ser algo serio.

Entro a la misma, sentándose a un lado del bulto que era su hijo, posando una de sus cálidas manos sobre las sábanas, este ni siquiera se movió.

No sabía como iniciar, ¿y si solo estaba cansado? Aún así su omega no dejaba de lloriquear dentro de el, siempre se sentía de ese modo cuando sospechaba que algo sucedía con su hijo.

―¿Sucedio algo en la escuela, cachorro?― preguntó, su voz cálida era lo único que podía escucharse en la habitación ―Puedes decirme que te esta incomodando, porque se nota que no estás bien, muy a penas me saludaste allí afuera.

Escucho a Chayanne suspirar y finalmente se removió, pero sin embargo dejó la sabana cubriéndolo justo como esperaba.

―Tilín se presentó como alfa hace unos días― respondió el menor.

―Oh― fue lo único que pudo decir, eso ya lo sabía, las tardes de un buen chismesito junto a Quackity y Roier seguían muy presentes en su vida ―¿Y qué hay de malo en eso?

Por un momento empezó a crear sus propias teorías en su mente, pero espero que su hijo hablara.

―Es que...― empezó diciendo ―Soy el único en el salón que no se ha presentado.

Algo en el se sintió mucho mejor al escuchar eso, al menos no era algo grave como pensó, quiso soltar una risita por lo dramático que estaba siendo su hijo pero prefirió no hacerlo, a veces la mente de los adolescentes era difícil de comprender.

Solo tienes trece años bebé, no hay que preocuparse por eso ahora― dijo tratando de confortarlo.

Los cachorros empezaban presentarse más o menos a la edad de nueve años, por eso no era demasiado extraño que los chicos del salón de su hijo ya tengan sus castas definidas, pero aún estaba a buena edad, cada cuerpo es diferente.

―¿Y qué pasa si estoy defectuoso?― preguntó el menor, esta vez dejando ver su cara, Missa pudo ver dejes de algunas lágrimas y nego.

―Chay cada cuerpo es diferente, todos tienen su tiempo correcto― respondió y luego le regalo una hermosa sonrisa pasando sus manos por su rostro dejando una caricia ―No importa la edad, no hay porque apresurarse, ¿te molestan por eso?

El niño nego, pero Missa no podía confirmar que no fuera así, los niños y adolescentes llegaban a ser muy crueles.

―Pero ya no quiero ser un cachorro.

El omega se río un poco, encontrándose así mismo en esas palabras, cuando estaba loco por crecer, nego varias veces, cuando somos niños no estamos conscientes de nuestras mejores etapas.

―Así tengas cincuenta años seguirás siendo mi cachorrito, no le des demasiada importancia a eso ahora, eres un chico sano, hace poco fuimos al medico por una visita rutinaria ¿no recuerdas?― se acercó para abrazarlo, su aroma a bebé seguía presente aún cuando podía notar la fragancia de uno de sus perfumes de Philza, ni siquiera había notado en que momento se lo había echado.

Entro en razón de que en algún momento su aroma de cachorro cambiaría, sintió melancolía ante el pensamiento, su bebé no oleria más a bebé.

―Apestas a papá― dijo este frunciendo su nariz, abrazándose al cuello su padre, haciendo lo que esté había hecho minutos atrás, tratando de dejarlo con su aroma, rió al recordar las muchas veces que había hecho esto cuando estaba mas pequeño.

―Ahora cuéntame la verdad― reto separándose de el ―¿hay muchos omegas detrás de Tilín?

El rostro de su hijo se torno rojo, enojado por sus palabras, el sabía que a Chayanne no le gustaba cuando le decía alguna cosa como esa y mucho menos referente a esa niña que le parecia molesta, pero siempre era gracioso hacerlo enojar.

―¡No da risa! ¡Papá!

Baby thoughts || DeathduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora