Capítulo 2: Entrevista.
Nora.
Mis padres y hermanos me miraron expectantes, esperando escuchar lo que tenía que decir. Con una mezcla de nerviosismo y emoción, compartí la noticia de la colaboración con el Real Madrid y la oportunidad de entrevistar a uno de sus jugadores estrella.
─¿Te vas a Madrid? ─Alejandro fue el primero en reaccionar.
─Sí, me voy dentro de dos días, con Andrea y Julio ─respondí emocionada.
Mis padres se miraron entre sí, mi padre me observó con seriedad antes de cambiar su expresión por una sonrisa.
─Eso es increíble, pero no te dejo ir sin que me invites a ver algún partido ─dijo bromeando, el madridista de la casa.
─Papá, solo vamos por una pequeña colaboración. No trabajo para el Real Madrid ─respondí, rodando los ojos en broma.
Emma se acercó a mí y miró hacia mi mano.
─¿Qué es eso? ─señaló el sobre que estaba sujetando.
─Ah, casi se me olvida. Miren lo que me dio Julio.
Abrí de nuevo el sobre con una sonrisa y les mostré la carta de invitación del Real Madrid.
─Pensaba que era una broma, pero al parecer no lo es ─Alejandro se acercó a mí y tomó la carta entre sus manos─. Estoy muy feliz por ti, Nora. Esto es increíble ─dijo con una sonrisa genuina, aunque una pizca de envidia aún se asomaba en sus ojos.
Mi madre me miró con una mezcla de alegría y risa.
─No me preocupo ya que sé que Andrea estará contigo ─dijo riendo, sabiendo bien las travesuras que a veces me metía por ser un poco torpe.
𝟏𝟒 𝒅𝒆 𝒋𝒖𝒏𝒊𝒐
𝟎𝟕:𝟑𝟎 𝒂.𝒎.
Al sonar mi alarma, me desperté con la sensación de haber dormido apenas tres horas. A pesar de la emoción que sentía por nuestro viaje a Madrid, la idea de abandonar la cama me resultaba desmotivadora.
Consciente de que no podía perder más tiempo, me lancé fuera de la cama y me dirigí directamente al baño en busca de una ducha refrescante antes de vestirme.
Apagué el agua al terminar, envolví una toalla alrededor de mi torso, me lavé los dientes y salí del baño. Opté por un atuendo simple pero lindo, sin perder tiempo buscando entre mi armario. Tomé también una chaqueta negra, por si el frío.
Después de hidratar mi rostro, procedí a maquillarme un poco para disimular las ojeras que tanto me molestaban. Peiné mi cabello, que estaba más ondulado de lo habitual, y listo.
Tomé mi maleta, la cual había preparado la noche anterior, y bajé las escaleras con cuidado de no hacer demasiado ruido. Supuse que mis hermanos, quienes no tenían clase hoy, y mis padres aún estaban durmiendo, hasta que vi a mi madre en la cocina preparando algo.
─¿Mamá? ¿Qué haces despierta? ─pregunté, confundida.
─Hola, Nora. Estaba preparando el desayuno para tu padre, que pronto saldrá hacia el trabajo ─me explicó, tratando de susurrar─. También preparé el tuyo.
Se acercó a mí con el desayuno en las manos. Me sorprendí al verla allí, pero sonreí al darme cuenta de que había preparado mi desayuno favorito; huevos revueltos con trozos aguacate, acompañados de unas tostadas de pan integral y un jugo de naranja recién exprimido que vi sobre la mesa. Era el desayuno perfecto para comenzar el día con energía.