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Capítulo 5: Choque inesperado.

Jude.




Camavinga, Vini y yo volvimos después de haber ido a buscar unas botellas de agua que nos habían pedido para el equipo que entrenaba en el campo. Dejamos las botellas a un lado y nos reunimos para continuar con el entrenamiento.

Antes de unirme al francés y al brasileño, bebí un poco de agua. Tiré la botella a un lado y me apresuré a unirme al equipo, donde escuchaban a Ancelotti y a uno de sus compañeros hablar.

Escuché atentamente, tratando de entender alguna que otra palabra, pero sabía que Brahim o alguien más me lo explicaría en inglés.

Miraba el cielo aburrido mientras esperaba a que terminaran, y cuando bajé la mirada, me encontré con unos ojos oscuros, color caramelo, que me miraban fijamente.

Era Nora; ella desvió la mirada rápidamente para volver a escuchar al chico que le estaba hablando. Me quedé inmóvil, mirándola sin ningún motivo, hasta que escuché a los entrenadores aplaudir.

Brahim se acercó a mí con una sonrisa juguetona mientras daba toques con el balón.

¿Has entendido algo? ─me preguntó, y negué con la cabeza─. No sé ni para qué te pregunto.

Explícame entonces, no quiero estar atrasado respecto a los demás.

Me explicó pacientemente lo que debíamos hacer, destacando los detalles importantes y las técnicas clave que deberíamos aplicar.

Nos pusimos manos a la obra, mientras Brahim, siempre dispuesto a romper el hielo, soltaba una que otra broma para alegrar el ambiente y aliviar la tensión.

Tuvimos una breve pausa antes de volver a entrenar de nuevo. Me senté en el césped, tratando de recuperar el aliento. Tomé un sorbo de agua de la botella que había comenzado, antes de tumbarme y cerrar los ojos para relajarme por un momento.

Respiré profundamente, disfrutando del breve descanso, hasta que sentí a alguien sentarse a mi lado. Abrí los ojos y vi a Rodrygo, que me miraba con una sonrisa amistosa.

¿Estás cansado ya? ─preguntó con una chispa de diversión en sus ojos.

¿Y tú no lo estás? ─le miré sentandome, notando su expresión tranquila y su energía aparentemente inagotable.

No, estoy acostumbrado a esta rutina ─dijo con superiorudad antes de soltar una risa.

Ya veremos quién marcará en el próximo partido ─solté una risa, desafiándolo de manera amistosa.

Continuamos charlando sobre temas aleatorios mientras esperábamos que el entrenamiento volviera a comenzar. Escuchaba atentamente a Rodrygo mientras exploraba el paisaje a mi alrededor, observando la actividad en el campo y disfrutando del ambiente relajado.

Mis ojos se detuvieron al ver a Nora riendo animadamente con el chico que nos cruzamos antes Vini, Camavinga y yo. Una sonrisa involuntaria se dibujó en mis labios al verla disfrutar del momento.

¿Me estás escuchando? ─Rodrygo me interrumpió, sacándome de mis pensamientos.

Por supuesto que sí, hermano ─respondí, tratando de recuperar la compostura mientras él me miraba con una mirada inquisitiva.

¿Ah, sí? ¿De qué estaba hablando entonces? ─me desafió con una ceja levantada y una sonrisa juguetona.

Pues, estabas hablando de... ─me quedé bloqueado por un momento, tratando de recordar la conversación anterior.

Tropezando | Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora