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Capítulo 10: Debut.

Nora.
















─¿Vendrás a Madrid? ─pregunté a Andrea otra vez, a través de la pantalla.

─Que sí, pesada, ya te lo he dicho cincuenta veces ─rió ante mi insistencia.

─Tía, ¿y cuándo? ─pregunté mientras me acomodaba en el asiento del bus.

Estaba en el autobús del equipo, camino al Estadio de San Mamés para el partido pendiente, Real Madrid contra Athletic Bilbao. Me senté delante para no molestar a los demás jugadores que estaban detrás.

─Mañana llego. Seguro le pediré las llaves de repuesto a Julio para quedarme en tu apartamento hasta que vuelvas de Bilbao.

─Buah, deberías habérmelo dicho antes. Podría haberme quedado en Madrid. Antonio me propuso venir al partido.

─No pasa nada, es tu trabajo, tienes que concentrarte ─me sonrió antes de que su padre la llamara, haciendo que girara la cabeza.

─Parece que te llaman ─dije sonriendo.

─Sí, es mi padre ─dijo haciendo una mueca─. Cuando llegues, avísame, ¿okey?

─Claro, venga, adiós ─asentí con la cabeza.

─Chao, guapa ─dijo antes de colgar.

Solté una risita acompañada de una sonrisa. Andrea era muy graciosa y sabía que lo hacía a propósito para sacarme una sonrisa.

Bloqueé el móvil para mirar a través de la ventana, observando los coches que pasaban al lado del bus del Real Madrid.

A mi lado no había nadie, hasta que sentí una leve presión, haciéndome saber que alguien se había sentado junto a mí.

Al girar la cabeza, vi a Jude sentado mirándome con una sonrisa en el rostro. ¿Qué querrá?

Perdona por molestarte ─dijo rápidamente─, pero ¿por qué estás sola?

Lo miré sorprendida antes de sonreír y reírme.

No, o sea, quiero decir, ¿por qué no vienes con nosotros? Estás aquí delante cuando todos estamos atrás.

Me quedé un poco en shock por su pregunta, pero iba a responder de todos modos.

Pues no quiero molestar a nadie, soy nueva en el equipo y sería un poco raro...

Qué más da ser nueva. No me gusta ver a la gente sola. Si quieres, puedes acercarte a nosotros, nadie va a decirte ni hacerte nada ─se levantó del asiento antes de sonreír y volver atrás.

Me quedé parada, mirando hacia la nada, pensando en lo que había dicho. Me sorprendía que él, un inglés recién llegado a España, pudiera socializar tan bien con brasileños, franceses, alemanes... tan rápido. Sin siquiera hablar el mismo idioma.

Suspiré y estaba a punto de coger mi teléfono de nuevo cuando escuché unas voces llamándome. Me incliné un poco, tímida y avergonzada, para mirar hacia la parte trasera del bus.

Vi a los chicos haciéndome señas para que me acercara a ellos. Me levanté, tomando mi teléfono, y empecé a dirigirme hacia ellos mientras me repetía a mí misma que no debía preocuparme, que todo iría bien.

Al llegar, todos se quedaron mirándome, lo cual hizo que me sintiera más nerviosa. No sabía qué hacer ni qué decir, así que simplemente me senté en un sitio libre.

Tropezando | Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora