"EL ALMA DEL GAUCHO"

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Este suceso ocurrió en la provincia de Corrientes. Se trataba de un puesto de trabajo que nadie quería aceptar por miedo o porque se dejaban influenciar por lo que decía la gente del pueblo. En los pueblos siempre hay leyendas, y esta era una de ellas. La historia se centraba en un gaucho que se aparecía a las personas que aceptaban ese puesto. Don Raúl decidió tomar el trabajo, que consistía en trasladar tropas de caballos de un campo a otro. Como el destino era lejano, tenía que pernoctar en una casita a la que nadie quería ir porque, según decían, allí aparecía ese ser espeluznante que infundía mucho miedo.

Don Raúl emprendió el viaje con las tropas de caballos muy temprano, y conforme pasaban las horas, se acercaba al parador donde debía hacer una parada para descansar y continuar al día siguiente a primera hora. A las 22:00, bajó de su caballo, organizó su tropa y comenzó a preparar un fuego para calentar agua para el mate. Encendió el fuego, acomodó su manta para sentarse al lado del fuego cuando sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y, al mirar hacia su derecha, vio a su lado a este ser con ropa de gaucho, camisa blanca, boina y pañuelo rojo. Lo miró y le dijo: "Don, ¿me convida un mate, por favor?" Don Raúl tragó saliva y respondió: "Sí, cómo no." Tomó el mate y entonces se dio cuenta de que era un esqueleto vestido de gaucho, y el mate humedeció su camisa, manchándola toda; el líquido verde era impresionante.

El gaucho le preguntó: "Don, ¿usted no me tiene miedo?" A lo que Don Raúl respondió: "No, para nada." El gaucho dijo: "Yo ando penando y necesito que recen un Padre Nuestro y un Ave María por mí, y si puede, ¿me prendería una vela, por favor?" Don Raúl buscó en su bolso y tenía una vela blanca. "Bueno, camine 500 metros derecho y se encontrará con un árbol grande; justo ahí abajo prenda la vela, que yo lo voy a recompensar con algo."

Don Raúl caminó con la vela en mano y una caja de fósforos para encender la vela. Llegó al lugar, encendió la vela, rezó y al lado de él estaba el esqueleto vestido de gaucho, mirándolo. Le dijo: "Ya cumplí, señor." "Sí, va bien," le dijo el alma en pena. "Ahora cave aquí un pozo no muy profundo y encontrará su recompensa." Don Raúl hizo caso, excavó un pozo y encontró una bolsa que al parecer contenía monedas. La agarró y se dirigió al fogón para ver qué era, cuando notó que el alma en pena había desaparecido. Sorprendido, miraba para todos lados; no había nada, solo él, el fogón y su premio por haber ayudado a esa alma en pena.

Impaciente por descubrir qué era, finalmente sacó su cuchillo, rompió la bolsa y encontró monedas de oro. No podía creerlo, pero no se dio cuenta de que, al estar mucho tiempo guardadas, esas monedas de oro contenían un polvo llamado cardenillo, que entró por sus fosas nasales y le causó graves daños a su salud, terminando con su vida poco tiempo después.

"EL ALMA DEL GAUCHO"

"LEYENDAS DE PUEBLOS ARGENTINOS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora