En el Parque Pereyra, a las afueras de Buenos Aires, se levanta una iglesia abandonada que esconde mucho más que polvo y piedras gastadas por el tiempo. Los vecinos cuentan que, a principios del siglo XX, esta iglesia era el corazón de una comunidad próspera, pero todo cambió después de una serie de eventos trágicos y escalofriantes.
La leyenda dice que, durante las noches de luna llena, se escuchan susurros inquietantes en los pasillos vacíos y sombras que se deslizan entre los bancos donde antes se sentaban los fieles. Los más valientes, o los más locos, que se atreven a entrar, dicen sentir una presencia helada y siniestra, como si algo o alguien los vigilara desde las sombras.
Una noche, un grupo de pibes decidió ignorar las advertencias de los viejos y entró en la iglesia buscando un poco de adrenalina. Solo uno de ellos salió, y lo hizo completamente perturbado, sin poder explicar coherentemente lo que había visto adentro. Desde ese día, el pibe quedó marcado para siempre, evitando mirar hacia la iglesia cada vez que pasa por el parque.
Los vecinos prefieren no hablar mucho de la iglesia abandonada del Parque Pereyra, como si el simple hecho de mencionarla pudiera traer mala suerte. Algunos dicen que el lugar está maldito, lleno de espíritus inquietos que buscan venganza o redención por antiguos pecados. Otros creen que es un refugio para criaturas de la noche, esperando a los incautos que se atrevan a aventurarse en sus dominios.
Sea verdad o mito, la iglesia abandonada del Parque Pereyra sigue siendo un recordatorio siniestro de que, incluso en los lugares más tranquilos, el pasado puede esconder secretos oscuros que es mejor no descubrir. Y cada vez que la luna llena ilumina el parque, el miedo vuelve a recorrer las calles, recordando a todos que hay cosas que es mejor dejar en el olvido...
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"LEYENDAS DE PUEBLOS ARGENTINOS"
Paranormal*TODOS LOS VIERNES POR LA NOCHE UN NUEVO CAPITULO*