En los extensos campos de las pampas argentinas, donde la tierra se pierde en el horizonte y el cielo parece no tener fin, se cuenta una leyenda urbana que ha pasado de boca en boca: la leyenda de la dueña del monte.
Dicen los vecinos que, en las noches de luna llena, cuando el viento susurra entre los árboles y el canto de los pájaros se apaga, aparece la figura de una mujer saliendo de las sombras del monte. Su presencia es misteriosa y poderosa, y su mirada parece penetrar el alma de quienes tienen la suerte (o la mala suerte) de verla.
La dueña del monte es descrita como una mujer de belleza sobrenatural, con largos cabellos oscuros que ondean al viento y ojos que brillan con una luz extraña. Su piel es tan pálida como la luna y sus ropas parecen hechas de las sombras de la noche.
Se dice que ella es la protectora de la naturaleza, la guardiana de los secretos antiguos escondidos entre los árboles y los pastizales. Los que han tenido la suerte de cruzarse con ella cuentan que su presencia irradia una energía poderosa, capaz de sanar heridas y proteger a quienes respetan la tierra y sus criaturas.
Pero también hay quienes advierten que la ira de la dueña del monte es terrible para aquellos que osan profanar su territorio sagrado. Se dice que los que destruyen la naturaleza sin respeto o cazan sin cuidado son castigados por su furia implacable, enfrentando desgracias que los persiguen hasta el final de sus días.
La leyenda se volvió aún más temida después del encuentro de un joven llamado Martín con la dueña del monte. Una noche de luna llena, Martín, un valiente pero imprudente cazador, decidió aventurarse en el monte, ignorando las advertencias de los ancianos del pueblo. Cuentan que fue visto por última vez adentrándose en la espesura, y que su grito desesperado resonó en la noche antes de que todo quedara en silencio.
Los pocos que se atrevieron a buscar a Martín no encontraron su cuerpo ni rastro alguno. Los pueblerinos dicen que la dueña del monte se lo llevó al infierno, dejando solo el miedo en los corazones de quienes aún recuerdan su historia. Desde entonces, nadie se atreve a salir durante las noches de luna llena, por miedo a encontrarse con esa figura misteriosa y perder su alma como Martín.
Esta leyenda ha encontrado un lugar en el corazón del pueblo argentino, recordándoles la importancia de cuidar y respetar la naturaleza que los rodea. Así, la figura enigmática de la dueña del monte sigue acechando en las sombras, recordando a todos que la naturaleza es un poderoso tesoro que debe ser cuidado y respetado, y que ella, como el diablo vestido de mujer, castiga a quienes se atreven a desafiarla.......
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"LEYENDAS DE PUEBLOS ARGENTINOS"
Paranormal*TODOS LOS VIERNES POR LA NOCHE UN NUEVO CAPITULO*