En un pueblito perdido entre las montañas, circulaba una historia que te ponía los pelos de punta: el chistido de la lechuza. Los viejos del lugar decían que, hace mucho, vivía una mina llamada Isabella en una cabaña al borde del bosque. Era conocida por sus dotes curativas y por saber un montón de plantas medicinales. La respetaban, pero también le tenían miedo.
Una noche, unos pibes del pueblo, con esa crueldad que a veces tienen los jóvenes, le jugaron una broma pesada a Isabella. La acusaron de bruja y la llevaron a la fuerza hasta el centro del pueblo. En un arranque de histeria colectiva, la condenaron a muerte. Antes de que la prendieran fuego, Isabella lanzó una maldición: su espíritu nunca descansaría y, cada vez que una lechuza chistara en la noche, sería su voz advirtiendo sobre una tragedia que se venía.
Desde entonces, cada vez que el chistido de una lechuza rompía el silencio nocturno, los del pueblo sabían que algo terrible iba a pasar. Un año, la lechuza chistó y, al día siguiente, un alud destruyó varias casas del pueblo. Otro año, el chistido de la lechuza precedió una enfermedad rara que mató a muchos.
Con el tiempo, la historia se volvió parte del pueblito. Nadie se atrevía a ignorar el chistido de la lechuza. Los más supersticiosos llevaban amuletos y dejaban ofrendas en el bosque, tratando de calmar el espíritu de Isabella. Pero, a pesar de todo, el chistido seguía, recordándoles que la maldición de Isabella nunca se iba a deshacer del todo.
Hasta el día de hoy, en ese pequeño pueblo, cuando una lechuza chista en la oscuridad, los vecinos cierran puertas y ventanas, murmurando una oración para que la tragedia sea leve. La historia de Isabella y su eterna vigilancia a través del chistido de la lechuza sigue viva, como una advertencia de las consecuencias de la injusticia y la crueldad.
ESTÁS LEYENDO
"LEYENDAS DE PUEBLOS ARGENTINOS"
Fantastique*TODOS LOS VIERNES POR LA NOCHE UN NUEVO CAPITULO*