Era una noche calurosa de verano en la provincia de Corrientes, con el río Paraná resplandeciendo bajo la luz de la luna. Un grupo de pescadores, con el mate siempre listo, se juntaba a la orilla para contar historias mientras remendaban sus redes. Era una noche como tantas otras, hasta que los hermanos Don José y Don Raúl empezaron a contar una historia que habían escuchado de su viejo, Don Martires.
Según contaba Don Raúl, hace muchos años, en el pequeño pueblo de San Lorenzo, vivía una joven conocida como La Pora. Su verdadero nombre se había perdido en el tiempo, pero todos la llamaban así por su increíble belleza y la tristeza que siempre la acompañaba. La Pora era hija de un poderoso estanciero, y su vida estaba marcada por el lujo y la riqueza, pero también por una profunda soledad.
Una noche de carnaval, La Pora conoció a un joven humilde, un peón que laburaba en las tierras de su padre. Se enamoraron perdidamente, pero su amor era imposible debido a las diferencias sociales. Sin embargo, desafiando todas las normas y con la esperanza de un futuro juntos, decidieron fugarse.
El destino, sin embargo, tenía otros planes. Mientras huían en una canoa por el río Paraná, una tormenta inesperada los sorprendió. La corriente del río se puso brava, y las aguas embravecidas los arrastraron. A la mañana siguiente, solo encontraron la canoa hecha trizas en la orilla. Los cuerpos de los amantes nunca aparecieron.
Desde entonces, se dice que en las noches de luna llena, La Pora aparece a orillas del Paraná. Los pescadores que se aventuran a pescar en esas noches han contado que la han visto caminando sobre las aguas, con un vestido blanco que brilla como la misma luna. Dicen que su lamento se escucha entre el murmullo de las olas, un llanto que hiela la sangre y que busca a su amado perdido.
Aquellos que han intentado acercarse a La Pora aseguran que sus ojos reflejan una tristeza infinita, y que al verla, una inexplicable melancolía se apodera de ellos. Algunos creen que La Pora intenta advertir a los enamorados de los peligros del río, mientras que otros piensan que busca venganza por la injusticia de su destino.
La leyenda de La Pora se ha convertido en una advertencia para los correntinos, un recordatorio de que el amor verdadero puede ser tan poderoso como las corrientes del río, y que las decisiones tomadas en la oscuridad de la noche pueden tener consecuencias eternas. Así, bajo la luz plateada de la luna, el espíritu de La Pora sigue vagando por las aguas del Paraná, inmortalizada en el folklore y en los corazones de quienes la recuerdan...
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