Final - Tercera parte (3/3)

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Sala UCI

- Sr. Billy Patchanon, soy la capitana Mind Sawaros, necesito que nos esclarezca algunos puntos...

- Yo no la maté - dijo entre ahogos, Billy.

- La señorita Jensen está viva - trató de tranquilizarlo Mind.

Su estrategia era hacerle creer que estaba de su lado y ganarse su confianza.

- Yo ordené que las armas estuvieran descargadas - dijo con dificultad Billy. - esto era cierto pues el arma encontrada junto a Billy no tenía balas, pensó Mind.

- ¿Quién le disparó? - preguntó Mind.

- El maldito traidor ese... Bronx... Win Bronx.

- Su cómplice - afirmó Mind.

- Es un maldito psicópata, le disparó a Heidi y luego a mí - dijo Billy agitándose.

Los indicadores médicos empezaron a sonar. La falta de oxigenación era evidente y estaba acelerandose su frecuencia cardiáca

- Billy, por favor, respóndame esto - interrogó Mind - ¿sabe adónde se llevó Bronx a Freen y Rebecca?

- Disculpe capitana - interrumpió el doctor seguido de dos enfermeras - debe salir inmediatamente.

- Por favor, una última pregunta.

- No. El paciente está en peligro de un paro respiratorio. Salga de inmediato - ordenó el doctor.

Mind no tuvo más remedio que salir. Al menos, tenía el nombre del cómplice de Billy.

Guarida de Billy

Freen y Becky se habían arrastrado por el piso para pasar la noche juntas. Era un modo de tranquilizarse y protegerse de alguna manera.

- Tengo miedo de que regrese ese asqueroso asesino - dijo Becky entre sollozos - no quiero que me vuelva a tocar.

- No voy a permitirlo, Beck - trató de tranquilizarla en vano, Freen - tenemos que pensar cómo salir de esto. Ese criminal no es Billy, será imposible hacer un trato con él.

- Lo siento - dijo Becky - una vez más, no confié en ti.

- ¿Por qué regresaste luego de que te dije que te fueras? - preguntó Freen sin mirarla.

- Porque... - dudó en hablar Becky - porque seguía creyendo que lo nuestro era para siempre y que había una explicación... lo sigo creyendo aún.

Freen volteó a verla. Ahora ambas estaban echadas en el suelo, atadas de pies y manos, mirándose de frente y con un futuro incierto ante ellas.

- Sigo creyendo en ti Freen, cuando toqué la puerta de tu casa la primera vez, a pesar de que los celos empezaban a dominarme, confíaba en que tendrías una razón por la que no me respondiste por las flores y por la que besaste a Heidi.

Al oir el nombre Heidi, Freen bajó la vista y las lágrimas aparecieron nuevamente.

- ¡Asesino maldito! - dijo Freen - nos quitó a Heidi... ya no está.

- Sé que la quieres mucho... no encuentro palabras para darte consuelo, Freen... ella dio su vida por la mía y yo la juzgué mal siempre... ahora está muerta por mi culpa.

- No es tu culpa, Beck... es culpa de ese criminal desgraciado.

El silencio se hizo presente y ambas estaban empezando a caer bajo el dominio de la incertidumbre y el miedo.

- Ese beso es una tonta costumbre que tenemos... teníamos Heidi y yo desde adolescentes. Era un simple pico de cariño sin nada de deseo. - dijo Freen explicándose y a la vez, tratando de pensar en otra cosa en lugar del peligro que las acechaba - cuando nos viste en el estacionamiento, ella me había contado que se había atrevido, por fin, a pedirle a Mind que sea su novia, no podía con la felicidad... - el llanto de Freen interrumpió lo que decía - por eso le di una de las flores, para felicitarla.

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