Un buen día...

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El día apenas se asomaba, eran tan solo las 4 de la mañana, había estado lloviendo toda la noche y madrugada, hacía frío, tenía hambre, pero solo seguía ahí tirada en la cama, boca arriba, contemplando el techo como si en este se proyectara uno de esos documentales que tanto le gustaba. Su estómago volvió a rugir por tercera vez, pero Cristina se empeñaba en ignorarlo «es muy temprano para ir a comer, esperaré al menos hasta a las 6 —pensaba mientras seguía tiesa mirando el techo—, quizás para esa hora ya ni hambre tenga» —pensó como contradiciéndose a sí misma.

Después de "una eternidad" en la cama, Cristina volteó a ver el reloj por alguna enésima vez, «un cuarto para las 6», desarropó su cuerpo semi desnudo, tirando las sábanas a un lado, se quedó allí otro momento notando que aún se escuchaba la lluvia caer, tomó impulso y se sentó en la cama tirando los pies al suelo frío, volvió a mirar a la mesita de noche, pero esta vez no era para ver la hora, sino para ver un frasco de pastillas que tenía allí, lo miró por unos segundos luego desvío su mirada y la llevó hacia sus pies ignorando el frasco de pastillas que hacía ya 3 días que había decidido no volver a tocar.

—Quizás hoy sea un buen día para morir —le escuchó decir, había notado su presencia, pero le había estado ignorando, la vio con el rabillo del ojo, sentada en la esquina de la cama con aquel abrigo naranja vibrante, sin decir nada se puso de pie y se metió a la ducha.

Cristina no había decidido morir, o eso se decía así misma, más bien se había resignado, sí, eso sonaba mejor, había tirado la toalla y dejado de resistirse, la muerte ya había insistido mucho con ella, hacían ya 10 años tuvo un accidente en el cual las dos personas que iban con ella habían fallecido, una de ellas era su prometido, el hombre que había amado con todo su ser, y ella duró 5 días en coma mientras todos estaban seguros de que no se salvaría. Pero lo hizo, y salió del hospital con apenas algunas rupturas y hematomas, pero con el alma en pedazos tras la noticia del fallecimiento de su pareja, ahí fue cuando supo que cualquier posibilidad de volver a ser feliz, había muerto con él.

Después de unos meses, terminó la especialidad que había empezado, volvió a trabajar y todo iba bien hasta que apenas 2 años después le descubrieron cáncer pulmonar, para el momento que lo habían descubierto no estaba tan avanzado así que después de tratamientos y cirugías, Cristina volvió a tener una vida normal, aunque llena de cambios, todos sus ahorros se habían gastado, había perdido su trabajo, luego empezó a trabajar como contable en una empresa donde parecía ser invisible y tiempo después cuando todo empezaba a normalizarse, a sus 43 años de edad, después de haberse quedado sin visión momentáneamente y actos seguidos perder el conocimiento a causa de un terrible dolor en el pecho que la asfixiaba, su doctor le dijo que había sido su corazón, su maltratado y cansado corazón, como un corazón que ha vivido ya 3 vidas de 100 años cada una, ya no podía más, entonces pasó, después de ver a su doctor buscar las palabras 'adecuadas' por varios minutos, mostrándole imágenes que ella no entendía, su mente se fue iluminando con la verdad que aún no había sido dicha, y entonces lo escuchó, en resumen le dijo que tan solo le quedaban 2 meses de vida, y luego de haber dicho aquello, le prescribió medicamentos que ella solo compró porque sí, pero desde el primer día que lo tuvo en sus manos y abrió el frasco, supo que aquello solo sería una pérdida de tiempo, pero quiso darle una oportunidad, sin embargo, hacía ya 3 días que después de abrir aquel frasco, lo volvió a cerrar, lo colocó en la mesa de noche, y ahí había permanecido, llenándose de polvo y exactamente en el mismo lugar. 

15 de Abril, 2024.

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Cuentos: Tiempos de lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora