Cuando nos aferramos a un sueño, ese anhelo distante se convierte en la única obsesión. Daniela se sorprendía a sí misma sumida en la contemplación de su restaurante ideal, desde los más ínfimos detalles de decoración —la forma ovalada de las mesas, la ergonomía de las sillas, los menús coloridos y refinados, los delicados adornos sobre las mesas, hasta el atuendo elegante de los camareros—, hasta los platos exquisitos y autóctonos de su región, y las recetas originales que se servirían como auténticos manjares exclusivos del lugar. No era un sueño inalcanzable. Contaba con el talento, la pasión por la cocina, y muchas otras cualidades imprescindibles. Sin embargo, los recursos escasos —una realidad con la que se enfrentaba— le imponían obstáculos alejando aquel sueño de la realidad.
—¿De nuevo divagando en el limbo? —Adriana la sacó de su ensimismamiento—. Así no lograremos terminar hoy.
—Lo siento, estaba pensando, tengo que limpiar la nueva casa antes del fin de semana, para poder mudarme y acomodar todo de una vez, durante el fin semana.
—Sí, sería bueno, porque en la semana con el trabajo y eso, no te dará el tiempo.
—En lo absoluto.
—Sí, pero si te sigues desapareciendo en tus pensamientos, yéndote quién sabe a qué planeta y me dejas sola empacando, no terminaremos a tiempo.
—Perdón, odio las mudanzas.
—¿Quién no?
Una vez empacado todo lo necesario, Adriana se marchó a su casa. Era una muy buena amiga y compañera de trabajo. Al día siguiente, Daniela visitó la casa a la que se mudaría, ya que el dueño, quien había estado viviendo allí, iba a terminar de llevarse todo lo que quedaba para que Daniela pudiera limpiar y trasladarse.
—¿Mucha agua estos días, hah? —dijo el señor intentando iniciar una conversación, mientras Daniela le ayudaba a sellar algunas cajas con cinta adhesiva.
—Sí, llegué aquí casi empapada, por suerte, llevaba otra blusa en mi bolso. Últimamente no deja de llover.
—Sí, así parece. Creo que eso es todo. Muchas gracias por la ayuda. Creo que ya puedo irme.
—Sí, solo me falta esta caja de aquí.
—No, no te preocupes —el señor la detuvo al ver a cuál caja se refería—. Esa se va a la basura, así que no importa.
Daniela ya estaba cerca de la caja, y vio algo que le llamó la atención ''Amadas Recetas" leyó en la portada de un libro viejo.
—¿Esto qué es? —preguntó, tomando el libro entre sus manos.
—Ah, eso, es un manuscrito, son recetas de cocina de mi esposa, amaba cocinar.
—¿Es en serio? Yo también. Es mi sueño ser una muy reconocida chef con mi propio restaurante —dijo, cambiando de tono y enderezándose.
—Vaya, ¿y trabaja en un restaurante?
—No, de hecho, mi trabajo no tiene nada que ver con la cocina.
—Pues que desperdicio.
—Sí, y hablando de eso, ¿de verdad va a tirarlo?
—Quédeselo, pensaba en que mi esposa ya no lo va a utilizar, pero usted le podría sacar provecho.
—Me encantaría, pero si esto tiene algún valor sentimental o le recuerda a su esposa, yo odiaría quedarme con él.
—Mi esposa no está muerta, si es lo que cree, está en un hospital psiquiátrico. Hace mucho que ya no sabe ni quien es ella, pero aun así la visito de vez en cuando.
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Cuentos: Tiempos de lluvia.
Short Story📚Colección: 🌧Tiempos de lluvia⛈ 🔞 No son cuentos para niños. 🗓Publicado en Febrero 2018. Esta es una recopilación de cuentos de autoría propia, seleccionados en base a su escenario y contenido para formar parte de esta colección. ⚠️Contenido par...