ALE
Puedes brillar
hasta donde te lo permitas,
incluso brillar más que una estrella.14 de febrero del 2020
Camino por los pasillos con las manos en los bolsillos de mi pantalón, todo sería perfecto si hoy no fuera catorce de febrero, joder como odio este dia cursi. Todo se resumía en una sola palabra «Amor». A veces daría todo para borrar esa palabra de este maldito universo, ver a las chiquillas babear, me causaba el peor de los estragos, solo eran lombrices recorriendo su estómago, no entiendo cómo es que se les revolvía el cerebro.
Entró al salón dos de tres para tomar la clase.
—Buenos días Ale.
—Buenos días Profe.
Camino a mi lugar de mal humor, acomodó mi butaca y me dejó caer como un saco de patatas.
Mientras a mi alrededor las chicas reciben flores y todas esas cursilerías.
—Buenos días Suavitel —saluda Kimberly sentada en su butaca que está a mi lado.
—Buenos días Kim —saludo de la manera mas amable que puedo.
Ella es hermosa, cabello color negro, piel morena, con un perfil perfecto, a pesar de tener acné eso no le impide ser hermosa.
La observo con atención mientras ella se acomoda un mechón de pelo detrás de la oreja.
Y como siempre el Profesor me interrumpe el espectáculo con su habitual «Buenos días chicos».
Dejó la clase pasar, solo saco el libro de Matemáticas abierto con la libreta encima y los lapiceros a un lado, para disimular que estoy estudiando.
Veo como pasa el tiempo, hasta que suena la chicharra avisando que el receso a comenzado, dejó todo como está y salgo del salon.
Camino en dirección a los baños, veo a los chicos jugar fútbol, más adelante encuentro a las parejitas sentadas en los bancos haciendo babosadas.
Me acerco al lavabo y me lavo la cara, salgo de ahí con la pereza multiplicada por diez.
—¿Ya comiste Suavitel? —pregunta con esa voz tímida y risueña, capaz de sacarme una sonrisa, por qué lo es, es la única que puede hacerme sonreír.
—No tengo hambre Kim —respondo caminando hacia la cancha de fútbol, ella me sigue.
—Tienes que comer Ale, apuesto a que ni siquiera desayunaste.
—Estoy bien Kim, no tienes que preocuparte por mi —digo deteniéndome enfrente de ella para evitar que reciba un golpe con el balón.
—Ultimamente estás más delgado y tienes los ojos rojos, y siempre te pelliscas el puente de la nariz —dice preocupada por mi.
—Estoy bien, por qué no vas con las chicas y yo voy a jugar.
—No hasta que comas —ordena poniendo una torta de jamón en mis manos.
La acepto, me siento en una jardinera con ella a mí lado, como despacio mientras la observo, tiene la mirada clavada en Joel un chico de nuestra clase y excelente jugador.
—¿Te gusta? —pregunto llamando su atención.
—No —responde con firmeza.
—Lo tomará como un si —digo con sarcasmo.
—Lo que tu digas patito.
—¡Kim no me llames asi!.
—Si los chicos pueden yo también.
—Si, como no.
La chicharra volvió a sonar, entró al salón y tomó asiento, Kim me estampa una botella de agua en el pecho y se deja caer en su asiento, me la tomo mientras la clase transcurría.
Pasaba el tiempo con toda la lentitud del mundo, yo solo esperaba que todo esto acabara de una vez.
Después de un infierno se acabó, salí de la escuela y eché a correr, llegue a una casa vacia y sola, saque la bolsa, con toda paciencia del mundo que pude reunir hice tres líneas, tape uno de los orificios de mi nariz y con la otra inhale las líneas de cocaína.
Senti como mi cuerpo se relajaba, me deje caer mientras la adrenalina corría por mis venas sumergiendo-me en una inmensa tranquilidad.
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NO DEJES QUE APAGUEN TUS SUEÑOS.
Lãng mạnEstar en esa etapa, en donde decides que quieres para el futuro, puede ser caótica si no sabes ponerla en orden. Eso sucedió con Kim. Ver como el mundo que buscaba la felicidad, ahora se escondía entré las sombras. Un día la calle estaba repleta de...