14.- Diya

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KIMBERLY

Julio del 2021

Una estrella, también
se apaga, pero si de algo
estoy segura, es que
algún día volverá a
brillar, a soñar.
Como lo hacemos tú y yo.

Los meses pasaban, todo seguía igual, muertes, más aumento de contagios.

Se sentía horrible el silencio.

Después de no saber cómo escribir aquel libro, Ale me llamo, le conté todo lo que había pasado, después de que me consolará, y me dijera que todo se consigue luchando. Decidí empezar a escuchar música, a leer todo tipo de libros desde mi móvil, quería encontrar inspiración.

Había días en los que las inspiraciones aparecían, pero se difuminaban en un abrir y cerrar de ojos.

Ya había hecho los exámenes finales, había pasado con éxito el año, así que actualmente me encontraba descansando, aunque esto no sería para siempre, solo faltaba una semana para que retomáramos otra vez las clases virtuales, está vez sería mi último año de secundaria.

Me deje caer en la cama, pase mis frías manos por mi cara, estaba frustrada conmigo misma, no entendía por qué me pasaba esto a mi.

Yo siempre había amado la escritura, desde pequeña, a veces cuando la maestra pedía un escrito hecho por nuestra imaginación, la inspiración brotaba sin control, que a veces me faltaban más las hojas y los lápices, que la inspiración.

Y ahora no, tenía que torturar a mi cabeza para que sacara lo que había acumulado desde los doce años.

Miro en techo como si ahí estuviera la respuesta, la estudio de la manera mas atenta, no hay respuesta, asi que miro las fotografías que están pegadas en la pared que está frente a mi escritorio.

En unas fotos salimos yo y mi hermano mayor, al que por cierto se le ha olvidado que tiene una hermana, en otras estamos con mis padres. Se supone que debido a esta enfermedad que está acabando con el mundo, nos un-iriamos más, pero no fue así, cada quien esta en su mundo, a veces platicamos, pero solo lo importante, así que no se que decir ellos.

En otra fotografía estamos todos los de mi grupo, contemplo cada rostro, un recuerdo invade mi mente al recordar-los, algunos de ellos han dejado los estudios, otros estan tratando de sobrevivir para alcanzar el certificado.

Desvío la mirada y la vuelvo a clavar en el techo, supongo que jamás podre plasmar lo que tanto deseó.

★←🌟∞🌟→★


Camino por las calles desiertas de mi pueblo, por cada paso que doy, se siente como si me adentrará al cementerio, así se siente, es como si la gente hubiera muerto, no de manera física, sino de manera emocional.

A veces me preguntó si no estaría yo viviendo lo mismo, aunque después se me pasa, por qué mi cerebro me lo recuerda de la peor manera.

Acomodó la mascarilla que cubre mi rostro y me llevo las manos a los bolsillos de mi pantalón de chándal.

Cuando llegó al parque, lo encuentro vacío, me sorprendo por que meses atrás, todos los finde estaba repleto de familias que traían a sus peques para jugar.

Ahora todo es gris, es decir, se que todo está en buenas condiciones, todo está pintado con vivos colores, las plantas están verdes, pero sin la gente todo es gris, por que sus sonrisas son las que daban color a este lugar. Hace unos meses el viento se sentía cálido, en cambio hoy se siente extraño, que incluso me hace estremecer.

Subo al Kiosko y miro a mi alrededor, todo está vacío y en silencio, no hay vida, solo tormento, porque se que todas esas familias están encerradas, tratando de luchar contra esa enfermedad.

Si tuviera la oportunidad de pedir un deseo, pediría que este tormento acabará de una vez por todas.

Pero no es así, para seguir adelante, tenemos que luchar.

Vuelvo a mirar lo más lejos posible, haciendo que mi mente lo pinte de color.

—Algun día volveremos a soñar…

NO DEJES QUE APAGUEN TUS SUEÑOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora