2.- Albireo

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KIMBERLY

Juntos brillaremos
como las estrellas.

Me vestí con el uniforme horrendo que nos reconocía como estudiantes de secundaria, consistía en blusa blanca, falda azul, suéter gris, corbata gris, calcetas blancas y zapatos negros.

Me hice una coleta de caballo, me diriji a la cocina donde mamá preparaba el desayuno, la saludé con un beso en su mejilla, comi solo un poco, por las mañanas mi estómago solo aceptaba una tortita de atún y un vaso de agua.

Me despedí de mamá y salí de casa, con mi mochila en los hombros.

La escuela no estaba tan lejos de casa, solo consistía en caminar unos cuantos pasos, yo iba en el segundo grado de secundaria, era la segunda hija, mi hermano Kevin era él mayor.

Entre a la escuela,  en la entrada del salón estaba el Profe aplicando el gel antibacterial, ya que nuestro gobernador dio la orden de que se aplicarán medidas de higiene, una enfermedad contagiosa estaba invadiendo el mundo.

Tome asiento, al lado del lugar de Ale, aún no había llegado, ayer se fue corriendo que ni siquiera me esperó.

La clase pasó y él no llego.

Él un chico de cabello castaño con rulos, una tez bronceada que brilla con intensidad cuando los rayos del sol reposan en él, unos ojos llenos de vida color miel, un chico con un perfil perfecto.

Ale a pesar de no tener una vida feliz  y agradable como todos nosotros, era genial, excelente en hacer amigos, pero con un humor que sabra Dios como fue que pude soportar, habia baches en su vida, siempre lo supe, era el tipo de chico que yo queria, pero siempre habra un pero, yo aun no estaba dispuesta para entregarle una parte de mi a otra persona y eso lo jodia todo.

Empezó a llevarse conmigo cuando decidi incluirlo en el proyecto de ciencias, paso con bajas calificaciones el semestre, pero aun así siguió adelante.

Su carácter rebelde sacaba de quicio al Profe, lo cual hacía que recibiera un sermón de parte mia, eramos como el agua y el aceite, aunque con caracteres distintos, él era luna y yo sol, segun él.

Capaz de sacarme una sonrisa si el día iba mal, un enojo si él hacía mal el trabajo, una lágrima si algo no iba bien en él, era capaz de sacar mil emociones en un día, pero aquello  no le impedia ser mi amigo.

Podría hacer algo mal, pero aun así lo respetaba, después de la escuela trabajaba para seguir adelante, vivía con su abuela, su madre y hermanas vivian en otra parte pero dentro del pueblo, su padre lo dejo cuando era pequeño, supongo que por eso era rebelde, un chico siempre va a necesitar la paternidad en su vida y él no la tenia.

Volví a casa, cambié el uniforme por una blusa, un short y unas sandalias, tome el móvil y le envie un mensaje.

Sabía que él no vivía bien, pero nunca imaginé que él se destruía de la peor manera. Y aunque trate con todas mis fuerzas sacarlo de ahí fue imposible, el nunca abandonaba a algo que tanto deseaba.

La sangre se detuvo al ver su mensaje.

NO DEJES QUE APAGUEN TUS SUEÑOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora