KIMBERLY
Y si te apagas, promete
que me buscaras
para ayudarte a brillar
como una estrella.La mirada de Ale, era extraña ante mi, jamás había visto aquello.
Los minutos pasaban sin recibir respuesta, nos sosteníamos la mirada, mis manos aún seguían en sus mejillas.
—Sabes que ya no hay solución —susurro depositando un mechón de pelo detrás de mi oreja.
—¿A que te refieres?
—Ya no hay solución Kim, estoy roto, no sirvo, por eso hago aquello, ya no hay solución.
—Claro que la hay Ale, solo tienes que buscarla.
—¿Y de que sirve Kim? ¿De que? Si lo que yo necesito ya no esta, jamás va a volver.
Sabía de quien hablaba, su familia, él tenía razón, aunque estuvieran juntos jamás volverían a ser los mismos, ya todos habían hecho su vida, menos él, aquello le dolía, yo lo sabía y por eso trataba de ayudarlo.
—Lo se Ale, pero no vale la pena lamentarse por ello. No necesitas hacer ésas cosas.
—Pero —sacudio la cabeza—. Lo necesito Kim, necesito hacer eso, es lo único que me hace olvidar mis problemas.
—Te estás haciendo daño Ale.
—Lo se Kim, pero que mas da, es mi vida, no quiero que intervengas, solo déjame vivirla a mi manera.
—Estas loco Ale. No vas a hacer eso.
—Lo voy a hacer Kim. Tu lo sabes, nada me detiene.
Aquellas palabras quedaron grabadas en mi corazón por qué era verdad, nada lo iba a cambiar, nada, solo si salía él mismo de ahí, y por eso yo decidí estar con él, viendo cómo se destruía, por qué eso calmaba su vida, sus problemas.
Aunque aquello me atormentaba, él aliviaba sus problemas con ello, y yo no sabía que hacer, solo veía aquello, solo miraba como él se destruía mientras grietas se formaban en mi corazón.
Y ahí todo empezo, un caos en el mundo, un caos en la vida de Ale, ver cómo mis sueños, lo que más quería… jamás se iban a cumplir.
Ver como cada parte de mi ser se hacía pedazos, verlo a él hacerse daño. Ver cómo él mundo se envolvía en un silencio horrible.
Todo lo que tanto habíamos construído con esfuerzo, se derrumbaría en un abrir y cerrar de ojos.
Sentí, ver, como las personas de mi alrededor apagaban todos mis sueños, esos sueños que me acompañaron en mi niñez.
Pero ahí estaba él, guiándome, enseñándome lo más bello de la vida, él que me hacía sentir especial, me acompañaba en el camino lleno de baches, tomado de mi mano, diciéndome con la mirada «todo estará bien».
Aunque una cosa queda clara, todo tiene una fecha de caducidad, y yo no estaba preparada para aquella fecha.
Ese día, en qué nada, absolutamente nada… volvió a ser igual.
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NO DEJES QUE APAGUEN TUS SUEÑOS.
RomanceEstar en esa etapa, en donde decides que quieres para el futuro, puede ser caótica si no sabes ponerla en orden. Eso sucedió con Kim. Ver como el mundo que buscaba la felicidad, ahora se escondía entré las sombras. Un día la calle estaba repleta de...